Cuando plantamos la simiente hace casi cuatro años de lo que después seria Sueña Torrevieja teníamos muy claro cuáles eran los objetivos a conseguir: acabar con la vieja política que estaba arruinando Torrevieja, acabar con el caciquismo del PP en el poder y con la incapacidad y el pesebrismo de una oposición cuyo máximo exponente era Ángel Sáez. Las circunstancias nos llevaron fuera del PSOE y a nuestra conversión «in extremis» en un partido político, un proyecto independiente que fue encabezado por Pablo Samper, no porque fuera una buena y meditada opción, sino porque por la premura, no había otra.

Y no, no era una buena opción, en apenas un año Pablo Samper y su entorno familiar han aniquilado todos y cada uno de los principios éticos por los que se creó Sueña Torrevieja, empezando por dar un golpe de estado interno para controlarlo y continuando por convertir la media verdad y el postureo en su forma de hacer política, convirtiendo al partido en un cortijo al servicio de sus intereses personales, donde solo puedes estar si eres «de confianza»; esto es, familiar, empleado, muy amigo o, en todo caso y si no queda más remedio, un bulto para rellenar las fotos. Un cortijo que no podría haber creado sin un alma gemela, Alejandro Blanco, con el que no necesita ni llevarse medio bien para compartir intereses comunes, los mas viejos intereses de la política mal entendida.

En todo ese batiburrillo de autobombo (¡se compara con Ronaldo y Maywheater!), de falsedades (¿no ha colocado dos asesores?) y medias verdades (tendría que explicar por qué se vio obligado a renunciar a su nómina de concejal) que he leído en su tribuna de estos días en Prensa solo hay una cosa verdaderamente cierta: que los del PP le llevan 28 años de ventaja. En conjunto, más de lo mismo, la vieja política no muere, solo se transforma y se pone pajarita.

Cuando veo la actitud de Pablo Samper no puedo evitar acordarme de Ben Johnson y Lance Amstrong, dos individuos que tras trabajar durante muchos años descubrieron que nunca saldrían de la mediocridad del pelotón y recurrieron a doparse, a hacer trampas, para llegar a ser lo que nunca podrían ser: el número uno. Torrevieja no está en situación de ser gestionada en ninguna de sus parcelas, por minúscula que sea, por mediocres y arribistas cuyo único objetivo es ver lo bien que salen en fotos y poner la mano a final de mes. Este es el primer equipo de gobierno en 30 años dispuesto a trabajar por Torrevieja, sé que es imposible evitar que se te cuelen medradores, solo hay que estar vigilantes para que no estropeen el trabajo de todos.