Las hermanas Oisin y Dervla Forde, campeonas del mundo del remo de mar, trabajan duro de forma modesta y sacrificada soñando con llegar algún día a lo más alto, y ¿por qué no?, a una Olimpiada. Oisin tiene 19 años y junto a su hermana Devla, de 18 y estudiante de Bachillerato; su madre Kim (45 años), y María del Mar Ferrer (de 46), se han proclamado en noviembre campeonas del mundo de remo de mar en Perúcampeonas del mundo con el club de Remo Torrevieja-Marina Salinas.
Oisin inició en octubre el grado de Fisioterapia y pese a las numerosas medallas que acumula en sus vitrinas, fue una de tantas estudiantes que puso un anuncio para compartir piso, y por tanto gastos en las cercanías del campus alicantino, situación que ha logrado y en la cual se encuentra como una alumna más.
Mientras pasan las jornadas de estudio y exámenes, sigue entrenando, al igual que su hermana, a horas intempestivas con sus compañeras, minimizando su vida social mientras compite en la liga autonómica de clubes, siendo siempre candidatas a las medallas nacionales en España (donde a pesar de ser extranjera puedes competir bajo las siglas de un club hispano). Así como a las internacionales cuando visten el «platanito» (nombre que los remeros dan a la prenda de tirantes y lycra de entrenos y competiciones) irlandés.
Moncho Ferrer, monitor de la escuela municipal de remo y del club Marina Salinas-Remo Torrevieja, se encarga de pulir las cualidades de estas dos jóvenes hermanas, que han vivido prácticamente toda su vida en España y en Torrevieja, pero que actualmente forman parte de la selección irlandesa, de donde su familia es originaria.
Trayectoria
Moncho ha cincelado la trayectoria de ambas desde su tierna infancia en Torrevieja, y no quiere lanzar las campanas al vuelo. Asume que «no pensamos en la olimpiada de Río en 2016, pero ¿por qué no soñar en la de Tokio 2020?». Eso sí, menciona con tanta cautela ese horizonte, que casi parece sugerir con humildad un «mejor quítalo del texto», ya que conoce los perjuicios de trabajar con excesiva presión, a demasiado largo plazo, y olvidando lo más importante en este y en cualquier empeño: el trabajo día a día.
Aunque las dos jóvenes llevan el tiempo necesario en España para ser internacionales por nuestro país, «había un trámite burocrático que retrasaba el proceso, e Irlanda les llamó. Pero no descartamos que se puedan nacionalizar y competir por España en un futuro».
Una mañana de entrenamiento con Moncho en la bahía salinera, sean cuales sean los logros previos, no permite relajaciones: «¡más limpio ese repaleo, la espalda recta, más impulso con las piernas!». Son sólo algunas de las consignas que ordena este «adicto» al mar, cuyo modo de vida, de regata en regata y de país en país, le acaba de llevar a transformar su furgoneta en una especie de hogar portátil, la «monchoneta», cómo él la llama entre risas, en la que cabe cocina, ducha, tomas eléctricas, sitio para que dormiten una o varias personas, y todo lo necesario para presentarse días antes de las pruebas y aclimatarse donde haga falta con la suficiente antelación siempre con un objetivo: buscar la excelencia.
Trayectoria
María del Mar, su hermana, fue campeona de España de Remo Olímpico y posee una empresa de material eléctrico, mientras que Kim, la madre de las dos hermanas, trabaja para un despacho de abogados. A buen seguro seguirán dando triunfos, aunque lo que está claro es que es la juventud de Oisin y Dervla, que destacan por su timidez fuera del agua, y su tenacidad y condiciones dentro de ella, la que hace concebir esperanzas de verles alguna vez tanto reeditando títulos mundiales como enarbolando la bandera torrevejense en la incomparable cita olímpica. No obstante, nada mejor que seguir compartiendo piso y pisando la tierra, lo cual parece una buena receta llevar una vida lo más normal posible que naturalice los sacrificios cotidianos que se requieren para llegar a lo más alto.
