«No pasa nada. Y si pasa, que pase». Con esta escueta frase, según se cuenta, daba por solventada cualquier situación problemática el torero Rafael «El Gallo». De aquel matador gitano dicen que fue un personaje pintoresco, desprendido y generoso, con una vida azarosa, plagada de divertidas anécdotas. En un entorno propicio para generar anécdotas, aunque no tan agudas como las de este matador, como han sido las elecciones del 20D y «El Gordo» de la Lotería de Navidad, ambos acontecimientos han propiciado en Torrevieja las mismas vulgaridades.

Respecto al sorteo más tradicional del año, pasó de largo por la ciudad. Lo habitual. Empieza uno pensando en el primer premio y termina mirando con ansiedad las «pedreas». En los comicios todos los partidos ganaron. Siempre ocurre así a la hora de ser valorados los resultados por los respectivos líderes.

Si en el devenir cotidiano las personas asumiéramos los hechos analizándolos como lo hacen los políticos de oficio viviríamos más felices, porque hasta de un naufragio se pueden sacar conclusiones positivas y el pasado domingo todos los partidos en liza naufragaron, en mayor o menor medida.

Ahora, ante una nueva era, unos y otros, todos, hemos entrado en territorio comanche y, a pesar de ello, seguimos con los mismos «latiguillos» de siempre. Para empezar el PP airea a todas las escalas que los votos de las urnas no han tenido como fin echarlos del Gobierno, que el personal se ha inclinado más bien por los pactos. Desde mi punto de vista, si el dilema de las votaciones hubiera sido o los populares o el caos estaríamos ahora en las mismas aguas. Pablo Iglesias marca los delgados limites de sus líneas rojas; Alberto Rivera, ni quita ni pone rey pero ayuda a su señor; y Pedro Sánchez no sabe si buscarse criado o ponerse a servir. Garzón, el líder de Izquierda Unida sobrevive para seguir manteniendo como buenamente pueda las banderas rotas de las convicciones de la izquierda. Mientras tanto, en la llamada Ciudad de la Sal, el PP a escala local se ha dejado cinco mil seiscientos votos por el camino respecto a las últimas generales, pero aquí no pasa nada. Sale a los medios el exalcalde y vicepresidente de la Diputación Provincial, Eduardo Dolón, y como portavoz del grupo popular en el Ayuntamiento exige, como si pudiera exigir, la dimisión en 24 horas de su primo, el alcalde José Manuel Dolón (Los Verdes), tomándolo como un «auténtico primo» en relación al enredo de la permuta del edificio de la calle Azorín 20, en la que fueron los empresarios y no el municipio los que vieron la necesidad del intercambio de suelos públicos valorados en 2 millones de euros por bienes a los que el Ayuntamiento no dio uso. Mejor que no le dé más vueltas.

Precisamente Eduardo, a quien a los pocos meses de acceder a la Alcaldía motejé con el sobrenombre de Don Tancredo por su preocupante inmovilismo. En su mandato tan sólo aprendió a reclamar que le trajeran el coche oficial y el fotógrafo. Y ahora te sale con este tipo de brindis al sol. Y por si nos faltara caldo tenemos otras tazas: Las del concejal y asesor de la Diputación a las órdenes de Eduardo, Luis María Pizana. La joven promesa popular arremete contra el gobierno local acusándolo de negar una universidad a los jóvenes de Torrevieja. Según el preclaro edil del PP tenía el proyecto de convertir el enmerdado Conservatorio Internacional de Música, inaugurado en el 2011, sin uso hasta la fecha, en universidad. No sé a qué esperaron para darnos la buena nueva durante sus cuatro años. De la boca de Luisma solo salen peladillas de este tipo. ¡Qué instrucción de pueblo!. Me imagino que en otros lugares ocurrirá lo mismo, igual o peor. Pero vivo aquí. Espero, porque nunca se debe uno de cansar de esperar, que Joaquín Albaladejo diputado electo, no siga los mismos pasicos.

P.D. En fiesta, deseo ver cumplidos los deseos de todos. Yo aferro la escota de la vela para que con la caricia del viento mi barca siga navegando hasta la orilla del año nuevo y seguir la singladura rumbo a Ítaca. El viaje sigue mereciendo la pena. Salud y suerte.