Se veía venir y se ha «montao» el belén (nada que ver con los que construyen los oriolanos en sus casas o los que se han «instalao» en el Palacio Episcopal). ¡Es otro belén!. Parecido, eso sí, al que se montó hace unos años en la ciudad de las alfombras, Crevillente, y del que se libró mi amigo -y alcalde- César Augusto Asencio. El jefe del belén, a modo de «cherif» del «far west» americano, parece marcar los tiempos de la vida palaciega amparándose en no sé qué cuestiones legales -no las enjuiciaré, porque no tengo ni «pajorera» idea de esos asuntos y no me apetece- con el consiguiente mosqueo de «to» Cristo viviente en la Casona de la Esquina del Pavo.

El «niño de los reparos», como se le conoce, ha sido capaz de poner de acuerdo a los grupos políticos con representación en Palacio, pero no a los de ahora -¡que también!-, sino a los anteriores; es decir, verderoles, «sosiatas», «liberatas», «peperos», ciudadanos y, ¡cómo no!, a los que nos quieren cambiar, aunque a estos parece que nos les ha «sacao» tanto de quicio. Hablamos de pesos «pesaos» en sus respectivas «formasiones» políticas: Guillén, Toñi Moreno, Manolete Gallud, Caroline Grace, Antoñico Sapata, López-Bas, Mansebo, Rafaelico Almagro, Paco Sironi, Antoñete R.B., la Princesa Lorente o su Infanta Ferrando, por citar a algunos. ¡Ponerlos a todos de acuerdo -cada uno de un padre y de una madre- tiene mérito!. El «chico de la bici», sin querer queriendo, a la chita callando, sin aspavientos, ni grandes alharacas, lo ha hecho.

Pero la cosa tiene pelendengues, porque «repareitor» también ha puesto de acuerdo a trabajadores, sindicatos, policía municipal (quisieron denunciarle por aparcar un velocípedo donde ni podía ni debía), «contrataos», proveedores, etc... ¡A todos, coño; a todos!. ¡Mira que eso es difícil!. ¿Qué tiene mala «follá» el tío?; ¡pues no lo sé, porque no lo conozco, pero vamos que si es verdad lo que cuentan -y no paran- de él, antes de hacer algo en la Casa Grande habrá que cogérsela con papel de fumar no vaya a ser que te pongan reparos hasta para ir mear!. ¡Tiene mucho merito cabrear a los vivos y los muertos!. ¡Señor, líbrame de mis amigos, que de mis enemigos me encargo yo!. Quiero partir de la base -¡y parto!- de que el chico, teóricamente, debería estar en el mismo bando que el equipo de gobierno, que es para quien trabaja, ¡si es que curra, que tampoco lo sé, porque, como pone tantos reparos, a lo mejor también recela de su despacho!. ¿Estará en el lado oscuro de la fuerza?. Los trabajadores municipales estaban hasta los cataplines, hasta el punto de que habían convocado paros, porque tenían «mu» negro cobrar la nómina de diciembre y la extra de Navidad, aunque había «perricas» en las arcas. El pavo -cuentan- se fue de vacaciones y dejó dicho que no se pagaba a nadie, ¡porque yo lo valgo!. ¡Chúpate esa baronesa!. «Bascu» se excitó más que un mandril en la jaula contigua a la de una mandrila en celo y, por decreto, le jodió las vacaciones a «repareitor». ¡No es bueno gobernar por decreto, pero tampoco lo es reconocer que has «metio» la gamba hasta el «socón» y verte «obligao» a recular, como ha hecho el interventor que todo lo interviene!.

Al Almagro también se le hincharon los «bembembes» y, como el comandante Castro -don Fidel- en la bahía de Cochinos (Cuba), ante el desembarco de los americanos, «mandó parar». El Rafa puso los «webs» encima de la mesa y, amparándose en el informe de otro departamento consistorial, le dijo a «repareitor» que «hasta aquí hemos llegado», que quien trabaja cobra y que lo de que «de fuera vendrán que de tu casa te echaran» es sólo teoría, porque la realidad es otra y hay que ir a comprar al supermercado, pagar los colegios, ropa y, si se tercia, tomarse alguna «cañica» con los amigos. ¡Si a eso se le ponen reparos, pues apaga y vámonos, «rascachán»!.

¡Y hablando de montar belenes!. ¿Conocéis a alguien que, en su empresa, tenga el cuajo, sin ruborizarse, de prescindir de un trabajador cualificado?. En la gestión pública, como en cualquier otra actividad, para presentar un balance de resultados positivo, lo normal es contar con un buen equipo de trabajo. Pero va a ser que, cuando se trata de la mayor empresa de Orihuela, el Ayuntamiento -dicen que tiene 700 trabajadores-, lo que prima es colocar al amigo, sin más interés que pagar favores y para que esté «callaico». En el consistorio oriolano uno de los trabajadores/funcionarios más cualificados, en lo suyo, ha tenido que emigrar a otro departamento para, a petición propia, dedicarse a otros menesteres, después de doce años lidiando con alcaldes tan antagónicos como Medina y Guillén. ¡A un ingeniero no se le puede tener «como chico de los recaos», porque para eso ya están otros!. ¿Y qué me decís de uno de los fichajes estrella como asesor de la Alcaldía? ¡Sí, el chaval que llegó al gabinete de prensa y que ha durado menos que un caramelo en la puerta de un colegio!. Cuentan que estaba hasta los «bembembes» porque no le dejaban hacer lo que sabe. ¡No se pueden perder efectivos por el camino o terminas montando un belén!.