Iba yo el otro día tan campante, sin prisa pero sin pausa, por la calle cuando me abordó un amigo, de esos que se lamentan por todo, de esos que no saben hacer otra cosa en la vida que cumplir a rajatabla con el castigo divino: Trabajar. Allá él. Yo iba algo distendido, al parecer me lo detectó en el semblante, así que se explayó y bien. Con el entrecejo fruncido, algo iracundo, así como si yo fuere el culpable de todos los males que nos acucian a los humanos, se descargó conmigo. Yo que lo conozco bien, le interrogaba: «¿Chico, qué te pasa te veo como malhumorado?» Agudizando, todavía más la mirada, sin más preámbulos me dijo: «¿Que qué me pasa?, que estoy harto de tanto puente y tanta fiesta. Entre otras muchas cosas porque nos cuesta mucho dinero a los españoles, así nunca vamos a salir del bache». Al instante cavilé no rebatirle, por más que me lo plantease no encontraría argumentos. Es una evidencia que está ahí. Mi amigo tenía, mejor dicho, tiene más razón que un santo. Así que opté por cortar por lo sano. No quise servirle de valle de lágrimas. Seguí mi camino, eso sí algo meditabundo. La expresiva ira de mi amigo me contagió, me embargaba como un halo de preocupación.

Es entonces cuando ya algo relajado de la descarga a que fui sometido, lucubrando, comencé a hacer números. Semanas que tiene un año: 52 multiplicado por 2 (sábados y domingos) hacen 104 días -que sí, que hay personas que trabajan sábado, pero son las menos, hay datos que lo cifran en un 5 % de la población activa-, si sumamos los 30 días de vacaciones que en España tiene derecho todo trabajador (EE.UU 8 días, Japón 9 días, en algo tendríamos que ser líderes), resultan:134 días año. Bien, pero ahí no queda la cosa. ¡Eh! aquí el enfurruñamiento de mi amigo: La multitud de días inhábiles que hay que sumar, traducido en «puentes o acueductos» como el que hemos gozado del 5 al 8 pasado -vamos, como el Día de la Constitución coincidió domingo.. ¡pues nada inhábil lunes!, y lo que nos queda: Navidades del 25 al 27. Para «descansar» nos llega enero, entre pitos y flautas, «acueducto» del 1 al 6. Y seguimos. Con el breve impasse de febrero, llega marzo; abrimos con el 19 San José, Domingo de Ramos, Semana Santa, Pascua, 7 días de nada. Paréntesis: 1 de mayo pasado año puente del 1 al 3, el próximo cae domingo, invento al canto, lo pasamos a Jueves Santo y en paz. Y así, sucesivamente. Si no es fiesta nacional celebraremos la Comunidad, caso extremo recurriremos a las del municipio, hay mucho donde elegir. En cada lugar las suyas. Por ejemplo: patronales, fallas, fogueres, Moros y Cristianos, Feria Abril, Bando de la Huerta....

Así que a prepararnos para lo que nos viene, salvando los meses de mayo, junio, julio y septiembre -recurriremos a las locales-, recuperaremos puentes en agosto, octubre y noviembre, siendo el «acueducto» de diciembre de 2016 el que se lleva la palma. ¡Uf! Tanto día festivo, nos perdemos.... Empero, seamos capaces de totalizar días inhábiles: Así, a vuela pluma, más o menos, nos salen unos 174 días (casi medio año de nada). Resumiendo: En España nos distinguimos de otros estados en muchas cosas. Entre otras: El país donde más días inhábiles disfrutamos. Por contra nos jactamos en contar el de más paro de la UE (salvo Grecia), con un 21'7% (y que no les cause rubor a los gobernantes de turno...), mientras otros como Alemania 4´5%, Noruega 4´6, Reino Unido 5´3, Francia 10´8. Somos únicos. Ya quisieran... Ahora bien, esto del desempleo -los puentes lo dejaremos como están, ningún candidato se ha pronunciado-, lo arregla el próximo gobierno que está pronto a salir de las urnas. Unos -PP- dicen que van a crear dos millones de puestos de trabajo -estamos en campaña-. Otros -IU-, más cautos, solo crearán un millón, eso sí con una inversión de 9.000 millones de euros. ¡Sorprendente! no indican fórmula, no vaya a ser que la plagie alguien. Bueno hasta el próximo... e inminente puente.