Un animal nunca puede ser un regalo. Una bici sí. Una vídeoconsola, también. Pero un perro o un gato, de carne y hueso, no debería ser considerado objeto de obsequio. Ya mismo es Navidad; y después, Reyes y antes, los niños elaboran minuciosamente un listado de juguetes y cosas que, con entusiasmo, esperan recibir. Y está bien, así se les inculcó.

Pero cuando los niños desean más que nada tener una mascota, linda, peluda, dispuesta a ser su amigo para siempre? por cuestiones éticas y morales, por la educación hacia nuestros hijos y porque muestra nuestra sensibilidad y empatía hacia otros seres indefensos y desamparados, debemos hacer lo siguiente: una excursión familiar a una protectora para que los niños, y los adultos, vean y sean conscientes de la realidad que hay y tomen una decisión en común y entre todos elijan, tras la previa presentación entre animal y familia (lengüetazo o ronroneo incluido) a ese animal al que tanto desean. Y no menos importante, con el que todos los miembros estén de acuerdo. Y es ahí, en ese mismo momento cuando se hace una promesa para toda la vida: a ese amigo nuevo hay que cuidarlo siempre. Y ojo, si hay dudas, una posible alergia, planes de irse a vivir a otro país, algún factor que les haga pensar que tal vez que este no es el momento de asumir esta responsabilidad, no lo hagan. No lo acojan. Esperen. Mediten. Y tomen la decisión correcta.

Una vez que el perro o el gato esté en casa, tengan la siguiente consideración: aunque al principio sea desobediente, destroce zapatillas y libros, se esconda debajo de la mesa y gruña de miedo, debemos tener claro que todo eso es pasajero. El perro después se convertirá en el perfecto - siempre y cuando a él se le dé el respeto y la educación que se merece. Pero este ya es otro tema. Me gustaría darles un consejo más: cuando se acerquen a la protectora, por favor no tomen una decisión a la ligera. No elijan al cachorro más mono, al más saltarín o al de raza. Dejen que los voluntarios de la protectora les orienten. Ellos conocen mejor que nadie el carácter de cada perro. Usted solo tiene que describir su situación familiar y de vivienda, y ellos le encuentran el animal que con más seguridad va a encajar en su nuevo hogar.

Por eso, les recomiendo que en Navidad no compren, ¡adopten!. Y el resto del año, también.