La AP-7 parte en dos mucha de las urbanizaciones del litoral, y en ocasiones los vecinos se ven obligados dar largos rodeos para salvar la autopista, lo que supone un problema entre las comunicaciones de los distintos núcleos de la costa, más aún para los peatones, que se encuentran sin medio de acceso a estos puentes, pues la carretera ni siquiera cuenta con un arcén transitable.