Desde que se ordenó el desalojo de La Ballena el inmueble se ha convertido en un foco constante de problemas. Desde actos vandálicos a ocupaciones y robos de las pertenencias que dejaron los residentes en su día. También se han producido incendios y desprendimientos de algunos elementos de las cornisas. Durante todo este tiempo también, la administración local ha cruzado los dedos para que la ruina no se sustanciara en un derrumbe parcial del edificio. D. P.