El espectacular operativo de montaje y desmontaje del belén, que comienza en octubre y concluye en enero, generaba en los últimos años una retahíla constante de facturas por servicios encargados siempre al mismo proveedor y que incluso se mantenía en los últimos años, que habían convertido su puesta en marcha anual en un negocio. Fue en el anterior mandato municipal cuando se exigió que se atajara el gasto ordenada. Todavía así superaba los cinco mil euros, además se facturaba el mantenimiento de las piezas. Del belén, que visitan miles de personas, también se derivaban suministro e incluso de seguridad. Redacción.