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«Si no hay caridad no hay nada en esta vida»

Carmen Albertus en San Joaquín y Santa Ana. vicente muñoz

Lleva 60 años ayudando a la parroquia de San Joaquín y Santa Ana, tanto en el mantenimiento de la misma como en el cuidado de la ropa litúrgica, la catequesis, el coro, la atención a los enfermos o a ancianos que están solos o mal atendidos. «Todo eso lo hago por Dios y punto. Si hay alguien que me tiene que premiar es Dios, no espero nada cambio por ayudar», asegura Carmen Albertus Soler, quien recuerda que se emocionó mucho cuando le comunicaron que se le entregaría la insignia de la Diócesis y más todavía cuando empezó a recibir felicitaciones y muestras de cariño de los que le rodean.

«Yo fui educada en la fe desde pequeña. Mis padres eran católicos, siempre íbamos a misa y tenía una tía que no salía de la Iglesia. De ahí me vienen mis ganas de colaborar y de ayudar a los demás». Durante 18 años ha sido catequista y «cuando mis padres se pusieron enfermos ya no podía dedicarle tanto tiempo. Pero ahora estoy en la Pastoral de la salud, donde visitamos a los enfermos, se les da la Comunión y sobre todo les damos cariño y les hacemos compañía, que es lo que más necesitan».

«Mientras que me lleven las piernas haré lo que pueda por Dios y sin esperar nada a cambio. No porque me vean, sino por Dios y por mi prójimo, por mis hermanos. Si no hay caridad no hay no hay nada en esta vida», valora Carmen.

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