¡Mierda de dinero!. La pasta -y no precisamente la italiana- es la culpable de la mayoría de los males del mundo mundial, por lo menos es lo que se desprende de la forma de ser y actuar de quienes tienen la potestad de decidir sobre el futuro de las gentes y las cosas. ¡Me cago en la leche jodía!. Lo que pasa es que la culpa -como cantaba Gabinete Caligari- se le echa siempre al «cha-cha-cha» porque, según los que están por encima del bien y del mal, no se puede atender a todos los frentes, con lo que, según aseguran los amos del calabozo, hay que «priorizar», aunque ya se sabe que, se haga lo que se haga, se actúe como se actúe y se reparta como se reparta la guita, «nunca lloverá a gusto de todos» y siempre habrá algún «perjudicao» o por lo menos alguien que se considere «ninguneao», en el reparto del ¡maldito «parné»!.

En cualquier administración -ya sea local, provincial, autonómica o nacional- hay codazos, «patás» en las corvas (parte posterior de la rodilla por la que ésta se dobla) e, incluso, «puñalás» traperas, cuando se elaboran los presupuestos. Y todo porque unos consideran que necesitan más «perricas» -de las de ir a comprar en el supermercado- que otros para ejecutar sus proyectos, aunque muchas veces éstos -los proyectos- responden más a intereses y compromisos propios que a los que necesita y demanda el ciudadano. ¡Y ahí empieza el lío, pariente!.

En Oleza, por lo que he leído últimamente en los malditos periódicos -que son unos cotillas y lo cuentan «toÎ- y por lo que se puede comprobar -sólo hay que dar la vuelta a los puentes de la Villa y Corte- la cultura es algo «secundario», ¡vamos que brilla por su ausencia!, y los que -como en la pasada legislatura- nos desgobiernan se pasan por el arco del triunfo según qué cosas y en función del grado de compromiso que se hubiera o hubiese adquirido durante l@s meses/semanas previ@s a las elecciones. Verderoles y «sosiatas», hasta hace poco, nos daban de vez en cuando un «dulsesico» para tenernos contentos y hacían «cosicas» de cara a la galería porque de gestión, lo que se dice gestión, más bien hicieron poca, puesto que, como dijo el ínclito Guillén en su día, el desgobierno local estaba atado de pies y manos por culpa del mísero presupuesto que manejaba. ¡Otra vez la mierda del dinero!.

Me echo el periódico a la cara y leo que «La Cabalgata costará 108.000 euros y "Juve" otros 70.000 y será en Las Espeñetas en enero». ¡De puta madre!. Ese fue un compromiso electoral de los «gavioteros», devolver la Cabalgata de Reyes al barrio más de «olezano», el Rabaloche. Pero -y esta sería la segunda parte de la historia- para que esto sea posible hay que gastarse una pasta gansa para adecuar el recorrido a las normas de seguridad que se exigen para desfiles de estas características, lo que significa que recibir a SS.MM. costará más de lo que se ha dicho. ¡Pero me parece bien, porque estamos hablando de una tradición y las tradiciones no sólo no hay que anularlas, sino que deben mimarse e incentivarse!.

Sigo leyendo y -¡oh, palmera, que diría don Vicente Bañón, uno de mis profesores durante el Bachillerato- me entero que «Los dos asesores de Emilio Bascuñana, en Urbanismo y en Alcaldía, son los únicos que tienen sueldo de grupo A». ¡Joder, Ginés!; ¿qué significa un sueldo de grupo A?. Pues que cobra más de 34.500 pavos al año; ¡sueldo más que digno, dignísimo!. Lo que pasa es que, según el plumilla que firma la «notisia» no se tiene ni "pajorera" idea de quién es el muchacho/a que asesora en materia de Urbanismo. ¡Qué mala leche tiene la gente!; ¡mira que decir estas cosas!. ¿No habíamos «quedao» en que iban a cambiar las formas de desgobernar y se iba a ser más transparente?. Pero vamos más allá, porque el resto de asesores cobra, anualmente, más de 26.000 pelotes. A todo esto hay que tener en cuenta que los asesores son personal de confianza, trabajadores que han sido contratados a cosa hecha por el equipo de gobierno y que, si no me han «engañao», hay más asesores que concejales.

¡Y acabo!. En la misma página en la que se publica esto, el escribidor también se hace eco de que «UGT critica el repetitivo retraso en el pago a la plantilla de Orihuela Cultural». En teoría, la gente de esta sociedad municipal es la que tiene que gestionar la programación cultural de la Villa y Corte, por lo que si ellos cobran tarde y mal, ¿cómo queremos tener actividad, por ejemplo, en el Teatro Circo?.

En Oleza se puede decir que hay ciudadanos de Primera y de Segunda, Los de Primera serían los asesores de la Alcaldía, por ejemplo, y los de Segunda los de Orihuela Cultural. ¡Haber «pedío» muerte!. ¡Maldito parné!.