Desde julio, me honro en presidir la Federación de Asociaciones de Orihuela Costa y quiero hacer balance del primer año que se cumple el 31 de octubre. Iniciamos nuestra andadura con gran ilusión y la idea de aglutinar voluntades y de representar a los vecinos de la costa en sus demandas ante el Ayuntamiento a fin de conseguir un adecuado nivel de calidad en la prestación de los servicios y el desarrollo de infraestructuras. Durante este periodo, la FAOC ha intentado dinamizar el movimiento vecinal mediante las continuas aportaciones de las asociaciones que la integran, así como canalizando eficazmente la inestimable ayuda de un grupo de vecinos, desplegados por las distintas zonas, que reportan cualquier deficiencia observada o propuesta de mejora que requiera la intervención municipal. Como resultado, en la FAOC venimos actuando como comunicadores y transmisores de los problemas que afectan a buena parte de la población de Orihuela Costa.

Dentro de nuestro estricto apoliticismo, hemos mantenido encuentros con la práctica totalidad del espectro político con representación, a los que ofrecimos nuestra colaboración para trabajar en la mejora de la muy deficiente situación en que se encuentra Orihuela Costa. En esta línea de «luces» sobre la relación de la FAOC con el nuevo equipo de gobierno y su máximo responsable, Emilio Bascuñana, cabe inscribir las entrevistas celebradas a lo largo de los últimos meses con él y las concejales de Playas y Coordinadora de Servicios de la Costa, de Limpieza Viaria, de Infraestructuras y de Hacienda y Presupuestos. Con motivo de dichos contactos se abrieron, en aquel momento, inmejorables perspectivas de colaboración, ya que, en todos los casos, percibimos buena receptividad, un adecuado conocimiento de la precaria situación de Orihuela Costa y una firme promesa de incrementar y priorizar la dedicación de recursos hacia la costa.

Aprovechando este cauce que se nos ofreció, hemos planteado en los 3 últimos meses al Departamento de Coordinación de la Costa más de 25 propuestas para subsanar deficiencias en infraestructuras y servicios o planteado solicitudes de mejoras. Todo ello haciéndonos eco de las reivindicaciones de los vecinos. Al mismo tiempo hemos desarrollado otras líneas de actuación con el Ayuntamiento como la construcción de un nuevo colegio; la solicitud de una rebaja del tipo impositivo del IBI, cuya última subida fue injustificada; la entrega de un Plan de Actuaciones en infraestructuras, priorizando su ejecución en fases o nuestro interés en conocer el destino dado por el Ayuntamiento al dinero obtenido en la venta de suelo de la costa y exigiendo el retorno en forma de infraestructuras del 40% aprobado en moción. Finalmente, hemos mostrado a los responsables municipales nuestra disposición a participar en la elaboración de los presupuestos.

Pero este balance, siendo fruto del trabajo y esfuerzo del equipo que presido no nos llena de satisfacción, ni mucho menos, en cuanto a los resultados. Desgraciadamente, tengo que reconocer que se ciernen «sombras» sobre el resultado y efectividad de la tarea que nos han encomendado nuestros vecinos ante la cruda y tozuda realidad de lo sucedido en estos meses, ya que la falta de reciprocidad a nuestra colaboración, por parte de los responsables municipales ha impedido que la gran mayoría de las demandas de nuestros vecinos hayan obtenido una satisfactoria solución.

En este sentido, debemos decir que las palmeras siguen sin podarse; no se aplica un plan adecuado de mantenimiento de playas, lo que hizo que las algas invadieran algunas en el último largo puente; siguen sin retirarse los techos de uralita con peligroso amianto en aparcamientos públicos; hay calles y aceras invadidas por hierbajos y matorrales; el picudo sigue arrasando las palmeras; el hermoso Barranco de Aguamarina se está convirtiendo en un basurero; los contenedores no se lavan nunca con agua a presión en algunas zonas; el paseo por la costa cada vez está en un estado más ruinoso y su pavimento impracticable por las lluvias; la duna de Campoamor está en trance de desaparición por su falta de protección; los parques infantiles están abandonados por falta de mantenimiento; no observamos una planificación sistemática de la limpieza viaria, utilizando la eficiencia que proporcionan las máquinas, lo que deviene en permanentes focos de suciedad y basura; y otras muchas deficiencias, que sería imposible detallar y que provocan hartazgo. Hago notar que, tanto estas deficiencias, como otras 45 más que entregamos en julio, han sido informados los responsables municipales para su subsanación sin que, a día de hoy, nos haya llegado una respuesta que nos invite a ser optimistas de cara a su solución.

Vemos también con preocupación, que el nuevo equipo de gobierno municipal ha anunciado inversiones en infraestructuras y servicios en casco y pedanías sin que a la costa haya llegado ninguna actuación relevante más allá de las acordadas en la anterior legislatura. El paisaje de Orihuela Costa en infraestructuras sigue siendo desolador ya que presenta unas graves carencias, que se remontan a mucho tiempo atrás.

A pesar de todo no quiero finalizar sin manifestar mi más profundo deseo de que pronto vuelvan a alumbrar las «luces» de nuestra inicial relación con el gobierno y su máximo mandatario, para, de esta manera, acabar con estas «sombras» que empañan seriamente el futuro de Orihuela Costa, tanto el bienestar de sus residentes como la viabilidad de las empresas de la zona. Nuestra mano sigue tendida y también nuestra ilusión en seguir trabajando en pos de una costa mejor, que se constituya en el motor del turismo, generador de una importante riqueza para todo el pueblo oriolano.