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Torrevieja busca apoyo del Consell para demoler el balneario de lodos en ruina

El proyecto impulsado a principios de la década pasada como referente mundial del turismo de salud y de oportunidad para la diversificación turística costó más de 1,5 millones de euros

Torrevieja busca apoyo del Consell para demoler el balneario de lodos en ruina

La única solución para resolver el problema pasa por destruirlo. Literalmente. Es lo que quiere hacer el Ayuntamiento de Torrevieja con el edificio sin terminar y ruinoso del balneario de lodos: derrribarlo. Iba a ser un parque de relajación «referente del turismo de salud a nivel mundial» aprovechando las cualidades terapéuticas de las aguas de las salinas, según recogía el programa electoral del PP de 2003. Con varios edificios de vanguardia, integrados en el entorno y respetuosos con el medio ambiente, concebidos por arquitecto japonés Toyo Ito. Un exponente de la nueva arquitectura en España financiado con un plan de excelencia turística de ámbito estatal y autonómico de seis millones de euros y del que se dilapidaron en la obra ahora abandonada 1,5 millones.

Desde hace casi una década es un inmueble ilegal -se ubicó sobre dominio público, dentro del parque natural, junto a la orilla de la laguna de Torrevieja, sin autorización y sin posibilidad de concesión-; a medio terminar, es foco de constantes problemas de seguridad y vandalismo tal y como denuncian los vecinos de La Torreta III. Es incluso objeto de mofa en los medios de comunicación nacionales y argumento de sesudos ensayos y exposiciones sobre la arquitectura del «boom»: el supositorio de oro, el mojón, el «zurullo»... lo llaman.

El alcalde José Manuel Dolón (Los Verdes) mantiene que lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de afrontar este problema es que es una edificación ilegal. La edil de Turismo y Urbanismo Fanny Serrano (PSOE) va más allá y dice que el estado actual del edificio afecta a la imagen turística de la ciudad y también genera impacto ambiental en el entorno de la laguna.

No es una prioridad

El gobierno local cree que debe derruirse el edificio pero considera que hay prioridades mucho más importantes que atender en estos momentos en la ciudad. Vender públicamente un derribo como gestión no es fácil. Ni tan siquiera de éste. Pero darle un uso a esta «caracola», renegrecida por los efectos de un incendio en 2011, asentada en una base de hormigón tampoco. Y «mover» toda la estructura fuera del ámbito del dominio público terrestre, que es lo que se planteó en su día el anterior equipo de gobierno como alternativa para legalizarlo ya es inviable. Durante el último mandato del PP también se aseguró que la Dirección General de Costas estaba dispuesta a modificar los límites del dominio marítimo terrestre salvando esta construcción -las lagunas de Torrevieja están sujetas a la legislación de Costas-. Las reparaciones que necesita la estructura helicoidal se equiparan ya casi a su coste inicial - lo que se ve es solo la primera fase- y su desplazamiento requeriría una nueva base de hormigón.

El gobierno local solicitó verbalmente hace unos días a la dirección territorial de Medio Ambiente, en el marco de una reunión en la que se abordaron otros temas, ayuda a la Generalitat, que gestiona el parque natural, para desprenderse del proyecto derruyendo el edificio. Porque hasta para eso es necesario un presupuesto importante. Urbanismo busca en el expediente del proyecto los informes que supuestamente se encargaron de determinar en 2011 en qué estado quedó el inmueble tras sufrir un incendio que afectó a buena parte de su exterior.

En 2003 se hablaba de este proyecto como el «primer parque de relajación de Europa, en un entorno envidiable». En 2007, cuando los problemas legales para acabar el proyecto, ya paralizado entonces, eran evidentes, el programa electoral del PP aseguraba que se encontraba en la segunda fase y estaría listo para el mandato siguiente. También destacaba que su maqueta era «expuesta como ejemplo de la nueva arquitectura española en el museo de arte moderno más importante del mundo, el Moma de Nueva York». Aunque los gobiernos locales que lo impulsaron nunca lo hicieron público la construcción de este parque de relajación llevaba aparejada un residencial que todavía hoy se publicita en algunas inmobiliarias locales. El balneario pretendía diversificar la oferta turística de Torrevieja y revitalizar una zona ocupada desde hace 40 años por la urbanización Torreta III, que sigue sin servicios mínimos de iluminación o asfaltado interior. Ahora el balneario se ha integrado en este paisaje de degradación urbana.

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