Quizá usted sea uno de los que ya ha ido a la floristería de su barrio para encargar el ramo de flores que colocará el próximo domingo donde descansan sus seres queridos que han pasado a mejor vida. Si es así, sepa que es muy probable que los tallos que conformarán ese ornamento floral están siendo cortados con sumo cuidado en los invernaderos ligados a la cooperativa Flomar de Pilar de la Horadada, que trabaja estos días a pleno rendimiento para distribuir dos millones de tallos con motivo de la festividad de Todos los Santos.
Aunque la crisis que azota a parte de la población española sigue haciendo mella en la frágil economía de muchos hogares, lo cierto es que en el mercado de la floricultura se está detectando un ligero repunte de ventas si se comparan los datos con los de hace dos o tres años. La arraigada tradición de llevar flores a los cementerios el 1 de noviembre es algo que lleva a muchas familias a hacer un sobreesfuerzo económico para este fin, y si no se pueden comprar variedades caras, se optan por otras más económicas. Así, el clavel, el gladiolo, la margarita y la rosa son en ese orden las cuatro variedades que más se venderán estos días en las floristerías y sobre las cuales se ha centrado la producción en los invernaderos que mantiene Pilar de la Horadada dedicados a la floricultura.
La campaña de ventas de Todos los Santos, que supone en torno a un 15% del total de la producción anual, comienza semanas atrás con una producción perfectamente calculada para que los tallos estén listos el próximo fin de semana.
La manufactura y distribución de la planta se realiza en apenas 24 horas desde que se cortan las flores en el invernadero, se trasladan a las instalaciones de la cooperativa para seleccionar las mejores y se distribuyen, principalmente por carretera en camiones frigoríficos hasta los puntos de venta.
Trabajo
La actividad de la cooperativa pilareña Flomar, la más grande en volumen de negocio de la Comunidad Valenciana, mantiene cerca de un centenar de puestos de trabajos directos en Pilar de la Horadada, entre los que trabajan en las instalaciones en las que se manufacturan las plantas antes de su distribución, y los que lo hacen en el campo dedicándose directamente de la producción.
La entidad cooperativista comenzó su actividad en 1980 con 15 socios y hoy agrupa en torno a 70 socios que mantienen más de 45 hectáreas dedicadas a la plantación de flor cortada y diferentes variedades verdes.
Los invernaderos cuentan con las infraestructuras más modernas y las últimas tecnologías para crear microclimas que permiten la producción de decenas de variedades. La empresa se fundó en el año 1980 y en la actualidad la innovación adquiere un papel determinante en su producción, ya que mantienen un invernadero experimental en el que se prueban continuamente nuevas variedades que después pasan a ser producidas a gran escala.
