Ana Martín participa el próximo 15 de noviembre en la Maratón de Valencia. Será su segunda oportunidad. En la pasada edición, su primer maratón, se quedó a escasos 700 metros de la meta. Recorrió 41.495 metros de los 42.195 que tiene la prueba mítica del atletismo. Recuerda que consultó el GPS, que casi podía ver la meta entre los edificios blancos de la Ciudad de las Artes, sus gigantes aquel día. Pero nada más. Cayó desmayada y deshidratada después de cuatro horas de carrera. Cuando recuperó el conocimiento -habían pasado cuatro horas más-, se vio rodeada de personal sanitario.

A esta periodista asturiana que recaló a vivir en la Vega Baja y la Vega Baja se quedó con ella, le llegó un poco tarde la fiebre de echar a correr en serio, «a lo runner». Con objetivos, con metas. Y un buen día de principios de 2011, con 40 años ya cumplidos, «se le juntó todo», como se suele decir. Problemas laborales y personales. Un viaje a Canarias con su hija para ordenar las ideas, y una playa que invitaba a correr sobre la arena. Aquello fue solo el principio. El tentadero que inoculó en su ánimo la idea de que cada carrera es una oportunidad para llegar a algún sitio. Y ya no ha parado. A los dos meses corrió un cross popular en Almoradí y «me di cuenta de que me ayudaba mucho, era liberador».

El pasado año completó la media maratón de Santa Pola, y de ahí a Valencia, tras un duro entrenamiento veraniego que por estas tierras sureñas no deja de ser un buen entrenamiento en el tema de la resistencia física y la deshidratación.

Y en Valencia... Bueno, setecientos metros que se le pusieron delante a Ana para que no pudiera pasar. Pero lo que puede entenderse como una mala experiencia que la llevó al hospital, la épica de ésta que era su primera carrera, como si hubiera sido la del mismísimo Filípides, lejos de achantar su ánimo se convirtió en motor para lograrlo cuatro meses después. Fue en la Maratón de la Mujer de Mallorca donde se hizo los 42 kilómetros enteros. Ni un metro menos.

Autodidacta total, ha seguido consejos y ha pedido consejos de otros corredores, en especial a través de las redes sociales. Ha buscado trucos y vídeos en internet para mejorar, y se ha forjado su propio estilo. Aparte de que correr esté de moda, de que hay mucho marketing alrededor, de que vende cultura del esfuerzo y vida saludable o batir límites personales, Ana lo ve como lo más popular. «Sales a la calle y todo el mundo está corriendo. Es barato, no necesitas tiempo para desplazarte y lo puedes hacer en cualquier parte. Casi todo el mundo puede correr. Grandes, pequeños, mayores...pero hay que hacerlo también con cabeza para no sufrir lesiones y prepararse un poco antes», explica esta periodista cuya «gesta» le ha valido protagonizar ya un programa de divulgación y cultura runner en un medio nacional.

Ella, que forma parte de dos clubes de atletismo de Pilar de la Horadada, que le gusta correr porque le sienta bien, tiene hoy prevista una carrera de 27 kilómetros entre Ibi y Tibi. Antesala de su reto de noviembre. Espera superarlo en esta ocasión, pero sabe que pueden pasar mil cosas y no siempre es posible conseguirlo. «Tendré que ver cómo me siento. Si tu cuerpo no responde hay que ser sensato, pero vamos preparados». El fracaso es no intentarlo. Ese es uno de los mantras del buen runner.