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Lorente rompe a llorar en el juicio: «Trabajé lo mejor que pude por Orihuela»

La exalcaldesa se derrumba en su alegato final ante la juez tras cinco años imputada por un caso del que se considera inocente

Lorente y Rodríguez Murcia, entrando al juzgado. Tony Sevilla

«Sólo puedo decir que estoy muy orgullosa de haber sido la alcaldesa de esta ciudad y que trabajé lo mejor que pude por el bien de Orihuela». Esa fue la postrera frase que articuló ayer Mónica Lorente cuando la jueza le ofreció por última vez el turno de palabra. Lo hizo con la voz entrecortada y no pudo evitar que se le derramaran las lágrimas al ver que, por fin, había concluido la causa judicial que la ha condenado al ostracismo en el que fuera su partido.

Lorente llegó ayer tranquila a los juzgados, sola, y fue directa al bar ubicado en la misma calle donde la esperaba Antonio Rodríguez Murcia. No tuvo tiempo ni de tomar un café porque la sesión comenzaba en 10 minutos. Parecía algo cansada, aunque según ella es la lactancia de su hijo más que la política lo que ahora le quita el sueño. Hablar de ello le hace sonreír con la misma rapidez que le cambia el gesto cuando se le insta a hacer un balance de cómo ha vivido todo el proceso del caso Escorratel, que saltó a los medios cuando en marzo de 2010 el grupo de Los Verdes denunció el caso en los juzgados. La imputación tardó 12 meses en llegar, pero «hubo muchos que me condenaron desde el primer momento». «He tenido que aguantar reproches y descalificaciones durante cinco años y además pagarme el servicio de defensa jurídica de este caso mientras los denunciantes ni siquiera se personaron. Como ves, hoy tampoco ha venido nadie al juicio», prosiguió Lorente.

La exalcaldesa valoró que «no ha sido un plato de buen gusto aguantar la presión que he sufrido por todo este asunto» y se alegró ayer de que «por fin haya terminado».

Dijo que confía en la justicia y espera que todo este asunto «se aclare», aunque admitió que no estará del todo tranquila hasta ver la sentencia. Acabadas las cinco horas de juicio en las que respondió a todas y cada una de las preguntas que le fueron formuladas, Lorente se secó las lágrimas y abandonó la sala con cierta expresión de alivio. Un alivio que no sabe cuánto le durará y ya no solo por el resultado de la sentencia, sino porque todavía sigue esperando que se cierre la instrucción del otro caso en el que está imputada por su gestión política: el Brugal.

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