«¿Patos?, ¿patos en Orihuela?», sí y casi medio centenar que desde hace días pululan por las inmediaciones del encauzamiento del río a lo largo del casco histórico en una imagen más que pintoresca que no pasa desapercibida en un municipio que durante años se echó a la calle para denunciar que era la cloaca. El diario preguntó ayer tanto al Ayuntamiento como a la Confederación sin que nadie diera una explicación a la aparición de ánades en el Segura que se han convertido en una atracción porque muchos vecinos ya se acercan a echar chuscos de pan y los hacen felices.
«Es una cuestión relativa a la calidad del agua», explicó un portavoz de la CHS, algo parecido dijo el concejal de Medio Ambiente de Orihuela, Miguel Ángel Fernández, quien sospechaba que podría tratarse de alguna repoblación de la Confederación, pero nada más lejos de la realidad, dijo la CHS. No sólo hay patos, también hay peces que remontan el río pero quedan atrapados en pleno casco urbano porque los sillares de piedra les impiden continuar aguas arriba.
Y al respecto de la situación del Segura, el concejal Fernández recordó que tiene pendiente una reunión con los responsables de la CHS, «tenemos pendiente de terminar las quejas por los lodos en el cauce urbano, que nos trasladó una asociación vecinal y que al cabo de unos días resolvió la Confederación, pero queremos hablar de otros temas pendientes, como los barrancos de la costa».
