El nerviosismo y/o la preocupación ha comenzado a cundir entre destacados militantes del Partido Popular (PP) de Orihuela, muchos de los cuales ayudaron a aupar a Emilio Bascuñana a la Alcaldía el pasado junio, al ver la deriva que está cogiendo el Ayuntamiento que él dirige y el partido que encabeza en funciones desde hace diez meses Dámaso Aparicio, con unas elecciones nacionales a la vuelta de la esquina (20 de diciembre) y sin conocer ni qué se va a hacer ni hacia dónde van ni uno ni otro.
El diario ha constatado esta situación, que ha tenido su principal detonante en el hecho de que el regidor continúe sin nombrar a la mayor parte de los pedáneos y sin definir la relación que mantiene o mantendrá los próximos meses con Ciudadanos (C's), la fuerza política que de la mano de Juan Ignacio López-Bas le permitió desde ponerse sueldos a comenzar a gestionar Orihuela con una mayoría de votos suficientes para aprobar cualquier iniciativa. Cuál será el precio que tendrá que pagar -en pedáneos o en concejalías- es algo que todo el mundo se pregunta sin que el partido sirva, en estos momentos, ni tan siquiera como foro de debate o reflexión. De hecho, no se ha producido reunión alguna ni tan siquiera de las pasadas elecciones. Todo el mundo se pregunta dónde está el PP desde que acabaron las municipales. Lo cierto y verdad es que en el partido se tiene muy claro que sin pedáneos o, mejor, sin control sobre las pedanías, es muy difícil ganar elecciones y cualquier concesión hacia el partido de Albert Rivera será una sangría de votos a corto y medio plazo.
Las fuentes consultadas por INFORMACIÓN aseguraron que el nombramiento de Dámaso Aparicio el pasado enero para echar a Pepa Ferrando no ha servido ni mucho menos para unir al partido porque consideran que es un hombre de transición y el hecho de que se alargue esta situación de interinidad no le hace nada bien al PP ni a él que no tiene o puede expresas su liderazgo. Pero lo más grave sucede con Bascuñana, quien está gobernando el Ayuntamiento de espaldas al partido y, desde hace algunas semanas, incluso, de algunos concejales que ya han mostrado sus discrepancias y dos han amagado con irse. Y el distanciamiento con un peso pesado, como es Francisco Sáez Sironi, es ya más que evidente.
