Pues sí, ¡que cada perrico se lama su «pijico»!. Eso es lo que le pueden decir a los de Cambiemos, que, según ellos, tienen poco de Podemos y, según otros, mucho de Queremos. Vamos, que lo de Cambiar es un Querer y no Poder o incluso un no Saber. ¡Ojo!; se lo pueden decir a los de Cambiemos -lo de lamerse el «cimborrio»- y, por extensión, a los «olezanos» porque estos chavales, que tienen mucha labia (como el del chiste del butanero) y, a veces, la usan un tanto demagógicamente, nos han «metío» a todos en el mismo saco, y sin pedirnos permiso, ¡que es lo que más jode!. Es como cuando el anterior «desgobierno», el de Guillén, colocó -sin encomendarse ni a Dios ni al diablo- una «bandera inconstitucional», y que representa a un colectivo, en el balcón de la Casona de la Esquina del Pavo, que es un edificio público; o sea, ¡de todos!; es decir, ¡tuyo y mío!. ¿Se puso esta bandera en la sede local del PSOE? ; ¿en la de Los Verdes?; ¿en el balcón de la residencia privada de Guillen?; ¿en la de Carolina?; ¡va a ser que no!, ¿verdad?. ¡Pues ya está!. Respeto, y mucho, al colectivo de gays, lesbianas y transexuales; les respeto mucho, pero de ahí a que se utilice la «Casa de Todos» sin pedirle permiso a nadie para demostrar que se es más demócrata y aperturista que el que más, va un mundo. Sí, hablo de la «bandera arco iris que se colocó en el Palacete del Marquesado de Arneva y que permaneció allí mucho tiempo, mientras que otras, como la republicana que se pintó en una de las paredes de la subida al Seminario hizo que casi todo el pueblo se levantara en armas, pusiera el grito en el cielo y poco menos que se llamara «perros judíos» a los autores de tal «atentado».

Bueno, los «chiguitos» de Cambiemos dicen que «Orihuela rechaza la construcción de una planta de transformación de basura» en su término municipal, aunque reconocen que reduciría los costes económicos a corto plazo, pero aseguran que -según he leído- sería un problema añadido al coste medioambiental, además de que acarrearía perjuicios para el bienestar de la ciudadanía. O sea; la mierda que yo genero se le mando al puedo de al lado, pero, claro -por la misma regla de tres y con el mismo derecho- este pueblo me puede mandar la suya; ¿o no?. Estos chavales abogan por un nuevo Plan Zonal, por planear alternativas para cada población para gestionar los residuos sin dañar el medio ambiente y sin crear perjuicios al bienestar. Lo que no tienen en cuenta los «sagales» es que la cosa, en cuestión de mierda, no es tan fácil de solucionar como parece y, si no, que le pregunten a la Princesa Lorente, a Fenoll o a Ortiz, que algo saben de esto, ¡seguro!. Creo que les podrían dar lecciones magistrales para hacer un Máster en «cacas».

¡Por Dios!. Los críos, abogan por ¡un ecoparque en suelo industrial!. Primero, en Oleza no hay mucho suelo industrial que digamos; y, segundo, ¡a mí no me ponen la mierda junto a mi empresa ni «pa» un Dios; ¡faltaría más!. ¡Ah!, y otro ecoparque ¡en la costa!. Karlos, con K, tendrás que preguntarle a don Bob Houlliston dónde se lo pones; ¿en Playa Flamenca?, ¿La Zenia?, ¿Cabo Roig?, ¿Punta Prima?, ¿Campoamor?; ¡pregúntale, pregúntale!. ¿No decís que hay que evitar perjuicios para el bienestar de la ciudadanía?, ¡pues a esa ciudadanía le ponéis un ecoparque en la puerta de sus casas!. Y terminarán diciéndoos que «cada perrico que se lama su pijico».

Hay una chascarrillo popular que dice: ¡En tu puerta me cagué creyendo que me querías; ahora que no me quieres, devuélveme esa mierda, que es mía!. ¡No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia!. Y si no, ya sabéis, ¡que cada perrico se lama?!. ¡Angelicos; que atrevida es la ignorancia!. La semana que viene más, y más impío; ¡espero!.