La estación subterránea es enorme, con una altura de más de ocho metros, que, según explica Zapata, se debe a medidas de seguridad; principalmente, derivadas de que los trenes todavía tengan que convivir los de gasoil y electricidad. De esta forma, la ventilación en el interior es máxima. El concejal consideró una «chapuza» el hecho de que una macroinversión de estas características no resuelva la modernización de los trenes.