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Una plaza con cristales blindados de 3.000 euros

Infraestructuras renuncia por su coste a las pantallas de seguridad de la Centuria Romana

Una plaza con cristales blindados de 3.000 euros

La Plaza de la Centuria Romana se levantó a raíz del encauzamiento del Segura y su diseño, que no dejó a nadie indiferente, incluyó en el corazón de Orihuela un espacio urbano apenas transitado que se ha ido deteriorando cuando los patinadores y el vandalismo se han adueñado de él. Entre los elementos más característicos de esta zona de esparcimiento sin verde ni sombra se encuentran unos enormes cristales blindados, de tres metros cuadrados que se colocaron estratégicamente de forma que le dieran una imagen de modernismo no exenta de riesgos que, la mayoría de veces, no ven los arquitectos.

El concejal de Infraestructuras, Francisco Sáez Sironi, metido en pequeñas obras que vayan mejorando la imagen urbana, se fijó en estos cristales que amenazan ruina -la mayoría están agrietados, desportillados o amenazan con venirse abajo- y descubrió que la sustitución de cada uno supondría para las arcas públicas más de 3.000 euros. Si se cuenta que hay 23 y que la práctica totalidad tiene desperfectos, la factura se subiría 69.000 euros. Una cantidad inasumible, entiende el concejal.

Sáez Sironi explicó que la solución que ha encontrado su departamento pasa por cambiar los cristales de seguridad por vallas de acero similares a las que existen en la plaza y que, siendo caras, nunca costarán los más de 3.000 euros de uno de esos cristales. El concejal aseguró que no será esta la única actuación que acometerá su departamento pues pretende arreglar los numerosos desperfectos que presentan los escalones, muchos de ellos desportillados, renovar las luminarias, que prácticamente no funcionan y renovar la jardinería en uno de los tramos, que está prácticamente destrozada. Las tareas se completarán con la reparación de algunas maderas del puente que cruza sobre el Segura y una limpieza general, que es más que necesaria, en las inmediaciones de la fachada trasera del Museo Sacro.

El Ayuntamiento espera que con estas medidas de choque y los carteles que se han colocado para prohibir el patinaje en cualquiera de sus modalidades, la ciudad recupere este espacio para disfrute de los ciudadanos y de los turistas después de que hace tres años el pleno aprobara la instalación de cámaras de seguridad para alejar a los vándalos que se quedaron, como tantas otras cosas, en una promesa.

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