Desde que comenzó el actual mandato de Ximo Puig al frente de la Generalitat los anuncios del propio presidente como de los responsables autonómicos de Medio Ambiente sobre la inminencia de la creación del parque natural de Sierra Escalona han sido constantes sin que se hayan hecho realidad. La directora general de Medio Ambiente de Alicante no fue una excepción ayer y mantuvo el mismo tono genérico al asegurar que desconoce la fecha en la que el proyecto se hará realidad pero aseguró que todos los departamentos implicados están trabajando en «la protección». La oportunidad más evidente de que la promesa se concrete en su inclusión específica en los presupuestos autonómicos de 2016.

El caso de Sierra Escalona es singular desde el punto de vista administrativo. Desde septiembre de 2006 el parque natural está creado formalmente pero eso no se ha llegado a trasladar sobre el terreno. Incluso se decretó un periodo de medidas cautelares a cualquier actividad urbanística sobre unas 8.000 hectáreas de pinares y cultivos hasta dotar al espacio de los instrumentos de reglamentación de su gestión. Ese plazo se agotó. La presión de los propietarios de suelo -con grandes expectativas urbanísticas, algunos situados en zonas estratégicas, como las cercanías del embalse de la Pedrera o la Dehesa de Campoamor- y las carencias presupuestarias han ido arrumbando, año tras año, la puesta en marcha de una protección que se sumaría a la de Lugar de Importancia Comunitaria y Zona de Especial Protección para las Aves.