La junta de personal del Hospital Vega Baja, integrada por cinco organizaciones sindicales, criticó ayer las molestias que sigue generando la obra de ampliación del servicio de Urgencias y Rehabilitación, que tendría que haber concluido en mayo y que sigue inacabada. La falta de planificación en la ejecución de los trabajos y la premura por intentar inaugurarlos antes de las elecciones de mayo «para promocionar la candidatura del anterior gerente», Emilio Bascuñana (PP) -que es hoy alcalde de Orihuela- ha venido provocando el colapso de estas áreas, obligando a atender a los pacientes en pasillos y a trabajar al personal sanitario en condiciones lamentables. Todo ello mientras el cargo de gerente sigue hoy vacante y nadie toma decisiones importantes. Por esto la Junta exige que se agilicen los trámites para poner al frente un nuevo director que sea capaz de reivindicar las necesidades de la sanidad pública con el cese de la externalización de servicios donde «priman intereses empresariales» y la ampliación de plantilla para prestar a los pacientes la atención que precisan.

El secretario de la junta, Guillermo Cánovas, expresó ayer que si el servicio de Urgencias en particular, y el Hospital en general, siguen funcionando es debido al buen hacer del equipo sanitario. Argumentó que la situación vivida con las obras se agravó en julio cuando tras cuatro meses de parón se reanudaron los trabajos acometiendo la remodelación de un área de Urgencias mientras se realizaban las obras de ampliación, lo que provocó el caos en el reparto de camas y «continuas improvisaciones». Si hay una cosa que tienen clara es que ni no se aumenta el personal de Urgencias -reducido hoy a seis enfermeros, cuatro auxiliares y cuatro celadores- no se podrá prestar una atención más eficiente aunque cuenten con instalaciones más grandes.

Según explicó el mismo, la falta de la figura de un gerente y director económico está provocando que no se puedan tomar decisiones para solucionar problemas en telefonía, arreglar la central de alarmas, el reconocimiento del cobro de trienios o el pago de dietas por desplazamiento «porque no hay nadie que tome decisiones».

Todo ello mientras ven como las innovaciones en servicios sanitario se dejan en manos de las empresas privadas que gestionan departamentos de salud como el de Torrevieja debido a «decisiones políticas que vienen a denostar la sanidad pública en favor de determinados intereses empresariales». En este sentido, ejemplificaron que el servicio de resonancia magnética, por ejemplo, se presta en el Hospital de Orihuela por parte de la UTE que gestiona el Departamento de Salud de Torrevieja, que se beneficia de las instalaciones y aumenta beneficios.

Externalización

Los representantes sindicales destacaron igualmente que servicios como el de catering o el de lencería han visto reducido su personal tras ser externalizados y las carencias de trabajadores se suplen con empleados contratados por la sanidad pública, como los celadores que tienen que ocuparse de retirar los carros con la ropa usada aunque ese servicio dependa de una empresa privada. Con respecto a las comidas que se sirven a los pacientes, destacaron que los menús son ahora «escasos y además de poca calidad».

Aunque desde la Junta de Personal achacaron al anterior gobierno del PP las políticas que han venido perjudicando a la sanidad pública valenciana en los últimos años, apuntaron igualmente a la responsabilidad del nuevo Consell por el hecho de que el Hospital siga sin gerente y «como un barco a la deriva, sin rumbo ni capitán».