La V edición del «Hula Rock Party» triunfó el sábado en Cox reuniendo a unas 500 personas en el complejo El Resort que disfrutaron de una extensa programación desde las 12 del mediodía hasta pasadas las tres de la madrugada.

La iniciativa hizo sentir a los presentes como en los años 50, ya que gran parte de los participantes y el público se caracterizó con la moda, peinados y complementos de la época por antonomasia de la eclosión del rock.

Junto con la parte meramente formal, la actitud y las ganas de divertirse tampoco faltaron en ningún momento, y también brindó un gran colorido la otra vertiente del festival, la hawaiana y surfera, las cuales también se dejaron sentir en la decoración y en la indumentaria del público, buena parte de ellos jóvenes "adultescentes" que en muchos casos llevaron incluso a sus retoños al no tratarse de un evento masificado.

De hecho, aunque algunos festivales multitudinarios crecen cada año, otros se quedan en el intento y desaparecen, mientras que el Hula Rock ha sabido asentarse optando por la calidad antes que por la cantidad, y disfrutando de una temática propia, con una fórmula cuyo grato resultado, y su fidelidad a un estilo de vida y al legado de otras décadas, augura un sólido futuro desdeñando esclavitud de las modas de último grito que cambian cada año.

El festival, que tuvo una vertiente solidaria puesto que se recaudaron fondos para la ONG Aspanion (Niños con Cáncer), giró entorno a conciertos como los de The Bar Riders, de Canarias; Marcos Sendarrubias, The Flamin Guays, The Macumba Brothers, Los Antideslizantes y Red Swing, pero fue un evento de carácter integral, ya que se complementó con desfiles de lencería y de mascotas en adopción, junto con un concurso de motocicletas, sesiones de dj's, bailes polinesios, sorteos y un taller de acrobacias y otro para aprender a bailar rock, entre otras propuestas.

Junto con un mercadillo e imponentes máquinas de dos ruedas, fundamentalmente de Harley Davidson, tampoco faltaron varios automóviles Mustang que también evocaron épocas pretéritas. Incluso las pin up hawaianas (Hula Girls) repartieron fruta por la mañana y la ambientación se cuidó al detalle, como lo demuestra que el puesto de comida era una mítica Volkswagen California reconvertida, con una tabla de surf a modo de expositor del menú. Eso sí, tan buena fue la respuesta de la clientela que el servicio se interrumpió en alguna ocasión porque el hambre agotó las materias primas, entre las cuales no faltaban propuestas veganas.

El recinto de la población cojense fue nuevamente el escogido, al igual que el año pasado, aunque cabe indicar que la iniciativa se celebró en sus primeros años en Alicante. No obstante, la organización escogió nuevamente las comodidades de El Resort, el cual dispone de una pequeña piscina, amplio parking, vegetación e incluso cabañas de madera que facilitaron la pernoctación y las tarea organizativas. Además de estar muy cerca de la AP-7, lo cual facilitaba el acceso desde Murcia, Elche y Alicante, el recinto tiene la ventaja de no estar pegado al núcleo urbano, lo cual evita cualquier tipo de molestia sonora.

Canciones propias y versiones especiales

Por su parte, los grupos hicieron mover las caderas de lo lindo a los entregados seguidores, y alternaron decenas de canciones propias deudoras de la esencia rockabilly con alguna que otra versión pasada por el tamiz sónico rockero, entre las que se encontraban desde bossanovas (Corcovado) a primera hora de la tarde; u otras como temas de Janis Joplin, el "Sweet Child of Mine" de Guns and Roses o el "Whiskey on The Jar", canción popular irlandesa que ya versionaron Metallica, o previamente The Dubliners o Thin Lizzy, por citar algunos. En ese eclecticismo también cabe mencionar propuestas como el surf instrumental de los Antideslizantes, que en su carrera no han dudado en hacer una versión incluso del "Aromas Ilicitanos".