Las obras del embalse La Cuesta de Villena, en cuya construcción la Generalitat Valenciana ha invertido más de seis millones y empleado dos años de plazo, sigue sin ser recepcionada por el Consell. Y ello a pesar de la actuación está técnicamente finalizada desde hace tres meses. Según ha podido averiguar este diario, para su puesta en marcha sólo faltaría formalizar este trámite administrativo y acometer las tareas de electrificación. Es el paso previo a las comprobaciones técnicas antes de que empiece a funcionar.

Esta infraestructura tiene una gran importancia estratégica para recibir los recursos hídricos procedentes del Júcar y distribuirlos por toda la provincia de Alicante. De hecho, la conclusión de las obras del embalse La Cuesta va a permitir regular las aguas que lleguen del trasvase a la balsa de San Diego de Villena, al tiempo que eliminará la elevada carga de presión con la que se recibe el caudal. Con esta nueva balsa, que tiene capacidad para albergar 620.000 metros cúbicos de agua, se evita, además, que los excedentes del Júcar se distribuyan directamente desde San Diego. En tal caso la presión provocaría la rotura de las tuberías del post-trasvase. De ahí su relevancia como elemento esencial para la explotación del Júcar-Vinalopó. Pero no es lo único. Esta obra se presenta, además, como un elemento indispensable para suplir las funciones de la balsa de San Diego mientras duren los trabajos necesarios para su reparación.

Sin embargo, como la Generalitat Valenciana sigue sin recepcionar la infraestructura, a pesar de que ésta se dio por concluida en junio pasado, la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, L' Alacantí y Consorcio de Aguas de la Marina Baja ha tenido que buscar una solución provisional para poder distribuir los caudales de socorro aprobados por el decreto de sequía del Gobierno central. Un parche en forma de «Bypass» que, hasta la fecha, ha permitido transferir más de 4 hectómetros cúbicos de agua de los 15 aprobados hasta junio de 2016. Y lo ha hecho a través de las conducciones del post-trasvase sin que las aguas se almacenen en La Cuesta.

En este caso, el parón administrativo por el periodo vacacional y la ralentización inherente al cambio de gobierno en la Generalitat Valenciana son los dos aspectos que han determinado el retraso en la recepción de las obras.