La pequeña flota pesquera que faena frente a las costas de Guardamar comenzó a desembarcar hace un par de meses un tipo de captura muy peculiar. Cangrejos azules americanos. Una especie invasiva originaria del atlántico y que se detectó por primera vez en la Comunidad Valenciana en la desembocadura del río Segura el pasado mes de septiembre, como recogió esta edición. Era la segunda cita de la presencia de este cangrejo en el Mediterráneo español pero en menos de un año ha colonizado buena parte de la costa guardamarenca y ya ha sido detectado, más al norte, en el parque natural de La Salinas de Santa Pola y al sur, en el Mar Menor murciano.
La diferencia entre esta especie -habitual desde la costa atlántica del Canadá al norte de Argentina, Japón- y otras muy nocivas es que tiene gran valor gastronómico, y por lo tanto, también comercial. Y ya se está vendiendo a 15 euros el kilo. Con sabor a gamba, carne dulce y tierna -explica el joven pescador Cristian Zaragoza- pero con más «molla» ya se puede encontrar -hervido, sin más o con alguna especia- entre los platos de algunos restaurantes del Mar Menor y la zona de Guardamar.
El «bicho» es espectacular, con tonos verdosos, patas y pinzas azul zafiro y gran tamaño. Tanto que impresiona y este verano ya ha dado más de un susto a los bañistas de las playas de Guardamar, según explicaba Zaragoza a INFORMACIÓN, entre sonrisas.
Los pescadores profesionales podrían estar encantados. Pero no tanto. La especie es muy fuerte. Destroza las redes que utilizan los trasmalleros para llevar a cabo su faena convencional. Los ocho barcos de artes menores con base en la desembocadura del Segura evitan las zonas en las que saben que ya abunda el cangrejo para que no tener que reponer las mallas cada dos por tres.
Aunque es cierto que de forma ocasional se han reservado alguna jornada para calar redes ya deterioradas o que no utilizan precisamente para hacerse exclusivamente con este botín.
Valor comercial
En la lonja de Guardamar este crustáceo (Callinectes sapidus) se ha vendido bien. Los hasta 15 euros el kilo suponen un precio muy ventajoso en un negocio que la mitad de los días ofrece un margen de beneficio exiguo. Aunque el desconocimiento de los compradores -en el caso de esta Cofradía son particulares, no empresas o mayoristas- ha hecho que alguna que otra captura no haya tenido salida en el mercado y haya ido directa a la cazuela de pescadores y familia. Hace unas semanas en torno a 20 kilos de este producto sí tuvo venta en la lonja de Santa Pola, la principal de la provincia. Los pescadores de la Cofradía está planteando la posibilidad a la Generalitat de que autorice el empleo de nasas -trampas que se alojan en el lecho marino- para poder capturar los cangrejos sin el peligro de romper sus redes valoradas cada una en 4.000 euros.
La especie ha colonizado las zonas más cercanas a la playa. De hecho las capturas se realizan junto a las boyas que indicaban este verano el fin de la zona habilitada para baño. La robustez de este cangrejo le permite también introducirse en aguas salobres, e incluso dulces -tolera muy bien amplios rangos de salinidad y temperatura del agua-. Han colonizado la desembocadura algunas acequias del sistema de riego de la huerta, ya aguas arriba del tramo final del río. «Las hembras van cargadas de huevos en verano -pueden poner hasta 700.000-. El año que viene esto es una plaga», advierte Zaragoza.
El biólogo torrevejense Juan Antonio Pujol, que fue quien dejó constancia científica de la presencia de la especie, explica que se han hallado ejemplares dentro del parque natural de Las Salinas de Santa Pola. La forma de introducción más aceptada para los ejemplares se relaciona con el transporte de larvas en el agua de lastre que utilizan los barcos mercantes. Pero tampoco se descarta su introducción de manera intencionada.
