Treinta hectómetros cúbicos. Esa es toda el agua que los agricultores del Vinalopó han recibido del Júcar desde que finalizaron las obras del trasvase. Una cantidad que, además, ha sido trasvasada por orden del Ministerio de Agricultura ante el estado de emergencia del sistema Vinalopó-Alacantí, dentro del plan para combatir una sequía que está poniendo en riesgo el futuro de 22.000 agricultores, unas cosechas valoradas en más de 200 millones de euros anuales y una superficie agrícola superior a las 20.000 hectáreas.

El primer envío del trasvase del Júcar fue de 15 hectómetros cúbicos de agua y se realizó en julio de 2014. La medida evitó la muerte de miles de hectáreas de plantaciones de vid, oliva, almendra y hortalizas en situación crítica a consecuencia de la mayor sequía que ha sufrido la provincia en los últimos 150 años. El segundo envío de socorro se remonta a sólo dos meses atrás con el suministro de otros 15 hectómetros cúbicos de agua para los usuarios del Vinalopó-l'Alacantí. Los nuevos aportes hídricos comenzaron a fluir por las conducciones del post-trasvase del Júcar a mediados de junio y lo seguirán haciendo, a razón de 1,5 hectómetros cúbicos al mes, hasta septiembre de 2016. No obstante la cantidad variará en función de las necesidades de los regantes, que siguen reclamando agua de calidad, a un precio razonable y en cantidad suficiente con la que poder mantener sus cultivos. Unas fincas que, tal y como este diario pudo comprobar ayer tarde en diversos municipios del Medio Vinalopó, se encuentran en una situación límite que no sólo afecta a los cultivos de secano. La preciada uva de mesa y la uva de vinificación han perdido calibre y producción por la deshidratación a pesar de disponer de sistemas de riego por goteo. Un problema que es la antesala del progresivo abandono del campo.