Ciudadanos pretende sacar rédito este mandato político e imagen en Orihuela Costa y buena prueba de ello es que del acuerdo de gobernabilidad con el PP salió que su concejala Luisa Boné sería cara visible en la costa en una labor a compartir con la concejala Sofía Álvarez, pero por lo visto este mes de agosto, ésta sólo se está llevando los «palos» de los vecinos que han soportado dos botellones en quince días de los que ayer López-Bas criticó porque no garantizaban la seguridad, algo especialmente grave si se tiene en cuenta que uno de ellos se realizó sobre suelo público.

El edil también entonó el mea culpa porque no tiene sentido que si se implican en las tareas de coordinación en la Costa no puedan evitarlos o, al menos, estar enterados de lo que pasan y, lo que es más importante, no convertirse exclusivamente en el paño de lágrimas de los vecinos que se quejan, precisamente, de cómo los trata el Ayuntamiento. El concejal argumentó ayer que la solución pasa por una ordenanza que regule los «botellones», algo que en el fondo no es tan siquiera necesario porque la legislación impide realizarlos en la vía pública, otra cuestión es por qué se permitieron. López-Bas también incidió en los problemas de ruido nocturno y admitió que los vecinos de las urbanizaciones tienen mucha razón cuando «tienen que pagarse ellos hasta un vigilante».

Boné mantuvo la semana pasada una reunión con el responsable de la Federación de Asociaciones de Orihuela Costa en la cual este le trasladó el malestar por los tres asuntos que generan todos los conflictos: botellón, limpieza y reparaciones. «Eso son los tres problemas a los que nos enfrentamos», resumió, mientras que López-Bas apostillaba que en este sentido van a llevar a efecto una «oposición activa».