El 30 de octubre de 1938, mientras los españoles nos matábamos en una guerra fratricida, Orson Welles puso de los nervios al personal con "La guerra de los mundos", en la que, utilizando el medio de comunicación más rápido jamás inventado -mi añorada y querida radio- narraba la invasión de Estados Unidos por un ejército de alienígenas. Tan real fue la narración que la gente huyó acojonada dejando vacías ciudades y colapsando con llamadas las comisarías de policía. Incluso algunos aseguraron haber visto a los marcianos por las calles de Nueva Jersey. Fue un chute de adrenalina directamente en vena y el arranque de un estilo narrativo para la prensa, que tendría su punto más álgido con otra peli, también de Orson Welles, "Ciudadano Kane". Han pasado 77 años de aquel episodio, que luego fue llevado al cine, y una vez más ha quedado demostrado que la realidad supera la ficción.

Después de tanto tiempo, el sosiata Emiliano García-Page, a saber presidente de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, se ha empeñado en emular a Orson Welles, aunque el manchego, como actor, guionista y director, no le llega ni a la suela del zapato al americano. El de la ciudad del Alcázar se ha empeñado en acojonar a los regantes/agricultores de Alicante, Murcia y el norte de Almería, desempolvando lo que, en este caso, podríamos llamar "guerra de los mediocres", porque mira que hay que serlo para meterse en un charco que no es tuyo, sino patrimonio de los peperos, pero parece que éste hombre no hace suyo aquello de que "más vale un bombón para muchos que una mierda para uno sólo".

Hablo de agua, de la "guerra del agua", del "agua para todos" que fue tan duramente criticada por los del puño y la rosa -los seguidores de Perico Sánchez- y que ahora han desempolvado, enfrentando, otra vez, a comunidades que, sobre el papel, deberían ser "hermanas", porque, como decía don Tomás López Galindo, los ríos, aunque sea a través de trasvases, unen y las montañas separan. Desde el Palacio de Fuensalida (Toledo) se asegura que van a cerrar el grifo porque el Tajo es suyo y porque no hay agua para nadie, ni tan siquiera para los paisanos de Alonso Quijano, Don Quijote, lo que ha provocado que en el Palacio de Fuentehermosa, sede de la presidencia de la Generalitat Valenciana, se hayan encendido las alarmas, hasta el punto de que Ximet Puig, "el amo del calabozo", se haya visto tan descolocado por lo que dice su "colega" en la ciudad del Greco que ha tenido que ser Moniqueta Oltra quien salga exigiendo que el trasvase

no se toca. ¡Ole tus ovarios, tía!. ¡Menos mal que los embalses de Entrepeñas y Buendía tienen más agua que el año pasado por estas fechas!.

Yo admiro a Orson Welles por lo que aportó a mi profesión -sobre todo a los reporteros que trabajan a pie de calle-, pero preferiría otro tipo retransmisiones, más placenteras, como, por ejemplo, la que, según una leyenda urbana, se produjo durante un programa de Radio Francia, en el que, el 4 de abril de 1978, se hablaba sobre la conocida como Ley del Pudor, en la que se analizaban las relaciones sexuales consentidas y que terminó como el Rosario de la Aurora -ya me entendéis-, lo que contribuyó a que, nueve meses después, aumentase la natalidad en el país de Asterix. Pero vamos, que si la gente se empeña en hablar de agua y en cabrear a sus "vecinos", que no "colegas", habrá que aguantar el chaparrón que ahora viene por la izquierda, porque, ¡señores!, parafraseando al alcalde de Zalamea, Pedro Crespo, "al rey la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor (agua) es patrimonio del alma y el alma (agua) sólo es de Dios".

Ya se sabe que -permítaseme la expresión- "la mierda cuando más se remueve más huele" y el "jefe de los castellano manchegos" se ha empeñao en remover una "caca" que no es suya. Dicen que si "la mierda tuviera valor los pobres nacerían sin culo" y, chaval, ¡eso no está bien!. Los pobres de la Vega Baja sabemos gestionar una "cagarrutica" -gotica de agua- mejor que los manchegos una gran deposición/cagada, a quienes, por cierto, deberíamos cobrar un impuesto especial para bañarse -y dejar su mierda- en nuestras playas. ¡O todos moros o todos cristianos, pero no moriscos!. ¡Las gallinas que entran por las que salen (José Mota)!. ¡Coño!; ahora resulta que si todas las desaladoras de la provincia funcionasen a toda pastilla, entre ellas la de Torrevieja, sólo producirían la mitad del aporte del Tajo al Segura y el precio del agua se multiplicaría por cuatro!. ¿Pero los sosiatas no hicieron desalinizadoras para abaratar el agua y tener más recursos tanto para riego como para consumo?. ¡Esto no lo entiende ni la niña que dicen que tiene mayor nivel intelectual que Einstein!. La semana que viene, a petición del personal y parafraseando a Tip y Coll, ¡hablaremos del Ave y de Montepinar, o no; vaya usted a sabe!.