Una de las asignaturas pendientes de Orihuela, como de tantas otras ciudades que se precian de denominarse turísticas, es una buena oferta de restauración y compras que complemente la oferta destinada a los visitantes durante el mes más caluroso del año. Una buena parte de negocios prefieren cerrar sus puertas que esperar a los turistas y descansar durante unos días en vez de organizar turnos, por ejemplo. La falta de proyectos de promoción que permitan a los visitantes saber qué se pueden encontrar cerrado y qué abierto, no ayuda a que Orihuela deje de ser una ciudad de turismo de día; es decir, conocer todo en una jornada y marcharse a otro lugar. En esto, como en tantas otras cosas, queda mucho por hacer.