«Hubo señoras de 70 años que no pegaron ojo, gente que se fue de las urbanizaciones para pasar la noche en hoteles fuera de Campoamor. ¿Hay derecho a esto?. No nos oponemos a las fiestas, pero no en una zona residencial. La gente viene a descansar. Aquí viven padres con bebés, familias, abuelos.... Hemos tenido que pagar seguridad privada», así se expresaban ayer los vecinos de la costa oriolana tras la celebración de una fiesta autorizada por el Ayuntamiento.

Durante la tarde previa, la Policía acordonó toda la zona. Se preparó el recinto con lonas y una valla metálica, para permitir que la gente accediera al lugar y no se hiciera botellón en el exterior. La playa también se precintó con los bañistas aún allí. A pesar de los preparativos, las fuerzas de seguridad no pudieron evitar la aglomeración de gente bebiendo alcohol fuera del recinto. «Vino menos gente de la que esperaban. Del aforo de 5.000 personas, la Policía contó 1.500 asistentes», relatan. «La mayoría de la gente estaba fuera del recinto, dentro no había casi nadie. La Policía no debería haberlo permitido».

Los vecinos aseguran que están hartos. «Llamé para saber qué tenía qué hacer para que vinieran a medir los decibelios». La respuesta fue que la fiesta estaba autorizada y le colgaron. Los vecinos también están alarmados por la conducta incívica de los jóvenes, que "entran a los jardines a hacer pis, se bañan dentro de las piscinas y arrancan los espejos de los coches".

Tras la fiesta, el insomnio y el desplante de las autoridades, el resultado fueron toneladas de basura esparcidas por las calles. A las siete de la mañana, los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Orihuela comenzaron a retirar los desperdicios. El organizador de la fiesta aseguró a los vecinos haberse hecho cargo del coste de la limpieza, aunque fueron los efectivos del consistorio quienes la realizaron. «Exigimos que nos presenten la factura, saber cuánto se ha embolsado el Ayuntamiento por la fiesta y en qué lo va a invertir», declaran los residentes. A estos gastos, se suman los de ambulancias, puestos médicos, Cruz Roja y Protección Civil, que debe asumir la administración local. «Las retribuciones son altas, pero recaudan y no invierten». «El Ayuntamiento, por ejemplo, no ha renovado las farolas y aceras desde 1963. Han instalado rampas para minusválidos solo en algunas esquinas. No pueden cruzar de una calle a otra».

Respecto a la ubicación de la fiesta, los residentes de las urbanizaciones afectadas piden al consistorio que «coja sus planos, vea las parcelas en la costa y que consulte a los vecinos. Dicen que se está tratando no molestar, pero han permitido ya dos fiestas. Nos cortaron calles y no nos avisaron que iban a estar cerradas. Deben hacerlo con un mínimo de 48 horas antes». Las asociaciones de vecinos también se han puesto en contacto con los organizadores de la fiesta. «Dicen que tienen el permiso y que no quieren molestar, pero que no les han dado otra opción». Los responsables de la fiesta escogieron el parking del centro comercial Zenia Boulevard para la celebración, pero el equipo de gobierno denegó la petición, por lo que se decidió que se celebrase en Campoamor.

Los vecinos sufren con antecedentes los botellones de cada fin de semana, ya que llevan años celebrándose. La agrupación municipal de Ciudadanos presentó en pleno una moción para que dejaran de realizarse en la Pradera de Campoamor, así que han pasado a ubicarse en el puente. «Se ha trasladado a escasos setecientos metros». «Si han conseguido controlar el de la Pradera, pueden controlar este. La Generalitat debe sancionar con multas a quienes beban alcohol en la vía pública». Asociaciones de vecinos y empresarios enviaron un comunicado al consistorio para denunciar la situación que están padeciendo, pero no han recibido ninguna respuesta. «Aquí el Ayuntamiento no se ha pronunciado».