El edificio «La Ballena», situado en la calle Pedro Lorca y que fue desalojado en 2006 por un expediente de ruina y derribo, «acoge» a indigentes y curiosos que entran al edificio sin ningún tipo de control pese a estar precintado por el Ayuntamiento. Los vecinos están desesperados tras 9 años de un expediente de rehabilitación primero -y demolición después- en «trámite», y una solución que no llega. Los Verdes criticaron durante años al Partido Popular ya que el equipo de gobierno «ha sido incapaz de resolverlo durante los tres mandatos municipales que lleva sobre la mesa» y afirmando «que la única forma de resolver el problema del edificio La Ballena será desalojando al PP del gobierno». Desde hace dos meses el PP está en la oposición, y el actual alcalde, José Manuel Dolón (LV) no ha tomado ninguna decisión con respecto al inmueble. Los administradores del edificio pedían ya en el año 2000 a los propietarios reformas que no llevaron a cabo. Al final este bloque de viviendas de cinco pisos fue desalojado el 30 de marzo de 2006 y declarado en ruinas con un aviso de demolición. A raíz del desalojo de una treintena de propietarios, el Ayuntamiento procedió a apuntalarlo y a vallar los exteriores del inmueble, con el fin de no permitir el acceso a nadie.
Pero ha sido saqueado, desvalijado y ocupado por indigentes, «actualmente, la puerta está abierta y no para de entrar y salir gente. El otro día por la tarde entraron un grupo de chavales jóvenes» indicó una de las vecinas. La opinión de los vecinos está dividida, muchos de ellos quieren el derribo del bloque. Los propietarios de las viviendas renunciaron a su rehabilitación, debido a que no podían hacerse cargo del gasto. Muchas de las casas han sido embargadas por entidades bancarias porque varios residentes no han podido seguir manteniendo un domicilio en ruinas. Aún cuando el edificio estaba ya en una mala situación, se siguieron vendiendo viviendas.
El equipo de gobierno no se pronuncia. Sí ha trascendido es que se prepara la licitación para adjudicar la demolición a una empresa. Algo no exento de polémica: el coste -300.000 euros- será repercutido a los propietarios.
