Durante estas últimas semanas ha sido raro el día en el que no hemos despertado con alguna noticia en primera plana sobre el mediático, desde ahora me gustaría llamarlo imprescindible, trasvase Tajo-Segura en diversos medios de comunicación. Es llamativo a la par que inexplicable que vuelvan las disputas entre comunidades autónomas por la derogación o no del acueducto, fuente de riqueza para todo el sureste peninsular. Yo les haría una pregunta a esos gobernantes que desean poner punto y final a este recurso tan valorado y tan aprovechado en nuestra tierra: ¿acaso los regantes alicantinos, murcianos y almerienses no pagan religiosamente cada gota de agua con las que riegan sus cosechas? Los datos más recientes nos confirman que esa cantidad ya asciende a 412 millones de euros destinados a las comunidades de Castilla-la Mancha, Madrid y Extremadura como territorios natos de las aguas del Tajo.

Pero aun me llama más la atención cuando observamos como las autoridades pertinentes ponen el grito en el cielo debido a las escasas reservas de los embalses de Entrepeñas y Buendía. Actualmente cuentan con unas reservas conjuntas de 398 hm3, muy alejadas de los 304hm3 que contempla el Memorándum para este 2015. Aquí dejo la comparativa: los recursos totales de los que dispone a día de hoy la cuenca del Segura ascienden a 536hm3 que restando las reservas existentes en el embalse regulador de La Pedrera (reservorio del postrasvase Tajo-Segura) descienden a la cantidad de 402hm3, cifra prácticamente idéntica a las de las reservas solamente de los dos primeros embalses del río Tajo. Eso si, con una gran diferencia: la zona geográficamente que abarca los dominios del Segura aglutina una población estimada continua de más de 2 millones de habitantes, los cuales generan riqueza y miles de puestos de trabajo con los que incrementar la riqueza general y común de España.

¿Por qué la propia ciudad de Albacete y sus zonas de nuevos regadíos sí son viables dentro de la política de trasvases y los envíos de agua al sureste deben ser desautorizados? Aquí en esta tierra se gestionan los recursos hídricos de una manera intachable. Esta acogedora región española está abierta a visitantes y curiosos que quieran ver el trabajo diario y constante de agricultores y administraciones públicas con el fin de seguir con un control absoluto de las aguas y una impecable reutilización de ellas. ¿Por qué no analizamos la sobre explotación de cientos de pozos de sequía con los que se exprimen los acuíferos de las tierras altas del Segura? De esta forma se recortan de manera notoria las aportaciones naturales al propio río Segura las cuales deberían llegar por su cauce a las tierras bajas de su desembocadura. Creo pensar igual que miles de ciudadanos del levante español al decir en voz alta que nosotros, en ningún momento, hemos pensado en poner una cuota o un canon a nuestras playas, calas y arenales debido, entre otros factores, a que no por estar ubicadas en nuestros municipios somos dueñas de ellas. Ante todo convivencia y compañerismo entre todos los españoles.

Antes de enfrascarnos en una guerra sin una base sólida deberíamos mirarnos todos nuestro propio «ombligo». A mi humilde parecer, la guerra del agua había entrado en una situación, desde mi punto de vista, estabilizada pero que, con los cambios en los nuevos gobiernos autonómicos, va a desencadenar una lucha constante por ver, como diríamos en mi querida vega baja del Segura, «a ver quien se lleva el duro».