El río Segura a su paso por varios puntos de la comarca de la Vega Baja se ha transformado en un mar de cañas y carrizos que apenas deja ver el fondo del cauce. La acumulación de especies vegetales, especialmente carrizos, amenaza con taponar distintas zonas de la ribera en caso de que se registre el fenómeno meteorológico conocido como «gota fría», un riesgo que este año es especialmente intenso y que se produce entre finales de agosto y hasta noviembre y se caracteriza por importantes lluvias torrenciales. La falta de tareas de mantenimiento y limpieza por la escasez de presupuesto de la Confederación Hidrográfica del Segura mantiene totalmente abandonadas algunas de estas áreas, calificadas de carácter inundable.
El organismo responsable de la conservación del cauce, la CHS del Segura (CHS), dependiente del ministerio de Medio Ambiente, explicó ayer INFORMACIÓN que son dos las principales causas que motivan esa situación: la falta de recursos económicos para acometer las labores de limpieza y la facilidad con la que se reproducen estas especies vegetales, que aunque se eliminen por completo, vuelven a alcanzar varios metros de altitud en apenas dos meses.
En este sentido, desde la CHS apuntaron que los trabajos de limpieza se realizarán siguiendo el sistema nacional de cartografía de zonas inundables, dando prioridad a aquellas zonas que se encuentran pobladas y que, ante un posible desbordamiento, pudieran registrar mayores daños. Esta decisión se adopta debido al elevado coste económico que supondría eliminar la totalidad de las cañas y la imposibilidad de controlar que vuelvan a brotar poco después.
Erradicar
Las mismas fuentes señalaron que frenar el rápido crecimiento de estas especies invasoras -en el caso de las cañas- no es nada fácil y para ello se están acometiendo una serie de actuaciones experimentales tendentes a poder controlarlas. Por ejemplo, en la zona de Río Mundo se emplean unos plásticos con los que se cubren las cañas para evitar que vuelvan a brotar una vez que han sido cortadas. No obstante, es un experimento que se encuentra en fase de estudio y que por lo tanto no se puede hacer extensivo a todo el cauce. En otra experiencia llevada a cabo en 2013 en la Vega Baja se arrancaron las cañas de raíz y se plantaron árboles propios de la ribera como tarays, chopos, adelfas, sauces o álamos.
El secretario comarcal del PSOE en materia de Medio Ambiente, Moisés Cruz, calificó esta situación de «preocupante», especialmente a la altura del puente de Benejúzar, un punto que se encuentra «repleto de cañas y maleza y que en caso de una inminente gota fría, el río podría arrastrar tal cantidad de cañas que posiblemente a la altura de este municipio podría producirse un taponamiento». Cruz aseguró que en otros puntos como La Campaneta de Orihuela los cañaverales se extienden igualmente por buena parte del cauce, de igual forma que sucede en las inmediaciones del centro comercial Ociopía de Orihuela.
Por ello, los socialistas instan a la CHS a comenzar ya con la limpieza del cauce y recuerdan que las altas temperaturas registradas este verano puede aumentar la virulencia de las lluvias teniendo en cuenta que se ha elevado la temperatura del mar.
Desde que se abordaron las obras de encauzamiento del río a su paso por la comarca, entre Orihuela y Guardamar del Segura, a finales de los noventa, la Vega no ha vuelto a registrar inundaciones como las que ponían en jaque a buena parte de la huerta. Sí se han producido problemas de desbordamientos puntuales en el sistema de acequias y riego del Segura. Tanto en Orihuela como en Rojales la falta de capacidad del cauce urbano ha estado a punto de provocar el desbordamiento, en especial en este último municipio.
