Los concejales del PP de Torrevieja aún siguen boqueando como las bacoretas fuera del agua desde que perdieron el poder tras las pasadas elecciones locales. No supieron ejercer el poder con honradez y eficacia, ni saben ejercer la oposición con coherencia ni con propuestas constructivas.

En su continuo boquear, los discípulos políticos del corrupto Hernández Mateo dicen una cosa y, cuando les conviene, alegan la contraria. Caen en el ridículo más espantoso al critican problemas municipales que ellos mismos provocaron y que nunca supieron ni quisieron resolver.

Exigen al gobierno del pentapartito que, en menos de dos meses, arregle los tremendos desaguisados que el PP ha ocasionado en la ciudad durante sus 27 años de gobierno absoluto.

Se rasgan las vestiduras cuando el informe del INE sitúa a Torrevieja como la ciudad más pobre de España en el año 2014 -fecha en la que era alcalde Eduardo Dolón-, pero después critican que el nuevo gobierno local cuestione de forma razonada los errores de fondo de ese informe del INE (organismo dependiente del gobierno central, hoy del PP) y el daño que le ha hecho a la imagen turística de Torrevieja debido a su enorme repercusión mediática.

Las imágenes suelen ser proyecciones de la realidad; por ello, una mala imagen suele corresponderse con una realidad negativa. Ningún torrevejense ignora que, desde hace muchos años, nuestra ciudad proyecta una mala imagen turística debido a su modelo turístico "low cost" ligado a la masificación urbanística de viviendas baratas.

Desde los años de la Transición, la imagen de Torrevieja está asociada al programa concurso del "Un dos tres" con sus apartamentos baratos en Torrevieja. Los chistes sobre ello siguen asociados a la memoria colectiva de muchos españoles, para desgracia de la imagen turística de Torrevieja. Cuando suena la música de ese viejo programa, muchos piensan en nuestra ciudad.

Este modelo y su consiguiente imagen es anterior a los gobiernos locales del PP en Torrevieja; pero durante sus 27 años de gobierno, el PP se encargó de llevar hasta la aberración la especulación urbanística que ha hecho endémico el llamado turismo de las "tres pes" (pipas, paseo y playa). Nunca tan pocos, con su avaricia por enriquecerse de forma desmedida, hicieron tanto daño a una ciudad, a la que demostraron no querer en absoluto.

Es sintomático que, en los últimos años (bajo los gobiernos del PP), muchos torrevejenses, tanto antiguos como recientes, celebren la festividad de San Ramón (el 31 de agosto) como el final de la pesadilla veraniega; algunos de ellos hablan de la "gentuza" que se mete en Torrevieja y es cosa sabida que una parte de los turistas vienen con poco más que lo puesto y con provisiones para pasar el verano para no tener que gastar mucho en nuestra ciudad; es lo que produce el modelo turístico de segundas residencias baratas por el que optó el PP. Un modelo que dificulta seriamente la implantación de grandes hoteles y la llegada de otro tipo de turistas.

Reconvertir este modelo y cambiar esa imagen nos va a costar lustros a los torrevejenses. Y para nada ayuda la última fechoría urbanística cometida por el PP en el Pleno del 27/03/15, cuando Eduardo Dolón y compañía culminaron el pelotazo de La Ceñuela iniciado por Hernández Mateo en 2003, al recalificar 640.000 metros cuadrados de terrenos rústicos a urbanizables en el entorno del Hospital y de la Laguna de Torrevieja, en los cuales se podrán construir hasta 2.684 viviendas.

Pero aparte de la mala imagen de la marca turística, desde Torrevieja se ha proyectado una pésima imagen de corrupción política "gracias" a los gobiernos locales del PP. El episodio bochornoso que dio la vuelta al mundo fue la condena y entrada en prisión por corrupción de Hernández Mateo, que fue alcalde de Torrevieja entre 1988 y 2011. Y también produjo mucha vergüenza ver cómo Eduardo Dolón, Joaquín Albaladejo y sus acólitos firmaban y presionaban y animaban a firmar la petición del indulto para el mayor corrupto de Torrevieja, su jefe.

Durante sus mandatos, nuestra ciudad también sufrió la mala imagen de "ciudad sin ley" ocasionada por los elevados índices de criminalidad existentes (mafia rusa incluida), por los pelotazos y el descontrol urbanístico, el hundimiento del centro urbano y el deterioro de las urbanizaciones, y la actuación de tramas corruptas vinculadas al PP en nuestra ciudad (SEDESA, Rus, Gürtel).

POBRE TORREVIEJA, la que ha estado durante 27 años gobernada por inútiles, vividores políticos y sinvergüenzas que se lo han llevado crudo. La han dejado hecha un erial de ladrillo y endeudada.

Pero ninguno de los responsables del gran daño que han causado a Torrevieja hace la menor autocrítica. Todo lo contrario. Siguen boqueando sin percatarse de que se les está acabando el cuento de vivir de la política y que tendrán que rendir cuentas de las cosas que han hecho.

El exconcejal de Hacienda del PP de Torrevieja, Joaquín Albaladejo, dice muchas tonterías, pero calla como un boquerón ante el bofetón que le acaba de dar la Sindicatura de Cuentas a su gestión: el Ayuntamiento pagó por servicios a proveedores sin consignación presupuestaria o sin contrato - o ambas cosas a la vez- 12,4 millones de euros en solo dos años. 4,7 millones en 2013 y 7,7 millones en 2014.

Cabe suponer que Joaquín Albaladejo no disponía de tiempo para gestionar con legalidad y eficacia la hacienda municipal debido a su extraño pluriempleo político y profesional de los últimos años: diputado provincial y concejal de hacienda, compatibilizando su actividad política "de dedicación exclusiva" con sus actividades profesionales de abogacía, corredor inmobiliario, API y administrador de fincas, que se sepa. Sólo de ingresos políticos (entre sueldos, asistencias y dietas) percibía en torno a 100.000 euros anuales.

Ya hace muchos meses que fue judicialmente anulada la autorización que le otorgó a Albaladejo la antigua mayoría del PP en el Ayuntamiento de Torrevieja para cobrar la dedicación exclusiva municipal y realizar al mismo las citadas actividades privadas en el mandato 2007-2011, pero el pájaro sigue sin devolver el dinero que se embolsó indebidamente durante ese período.

Pobre Torrevieja. ¡En qué malas manos ha estado!