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Pasear de perfil en Torrevieja

Hosteleros abusan de la falta de medios para controlar la ocupación de vía pública este verano

Todo tipo de mobiliario hasta el borde del mar . TONY SEVILLA

Sillas, mesas, paravientos, toldos cerrados anclados en grandes estructuras fijas, todo tipo de mobiliario de reclamo e incluso barras ocupan más y más espacio del dominio público en los paseos de Torrevieja -y más en pleno mes de agosto-. Todo al amparo de la nueva ordenanza municipal que establecía un periodo de «adaptación» hasta junio de 2016 y la falta de medios del Ayuntamiento para garantizar que se cumple.

La sensación de agobio en los paseos viene de atrás -es Torrevieja, en agosto- pero ahora se acentúa por la presencia de mobiliario que deja escaso margen para el paso -y en muchos casos no cumple las mínimas normas de accesibilidad para una zona por la que transitan miles de personas a diario-. Una reducción de la superficie de uso público que se agrava desde la medianoche con el regreso de los vendedores del top manta -cuando la Policía Local y la Guardia Civil se retira-. Con lo que los amplios paseos se convierte en un angosto pasillo junto al mar -en especial en el paseo Juan Aparicio y en la playa del Cura-.

Los restaurantes y comercios situados en las mejores zonas de la ciudad compiten por atraer al mayor número de clientes en la calle y utilizan todas las armas que estén en su mano, en muchas ocasiones saltándose la ordenanza municipal.

De una normativa obsoleta, -que nunca se cumplió- y que tuvo un final polémico repleto de sanciones por parte de la Policía Local , se pasó, desde noviembre de 2014, a otra que dejó un margen para la adaptación tan amplio que ha dejado la labor de supervisión municipal en una especie de cómodo limbo para los hosteleros.

El concejal de Ocupación de la Vía Pública Javier Manzanares explica, a preguntas de INFORMACIÓN, que esta situación se produce al amparo de ese periodo de transición, y sobre todo ante la limitación de medios con el que cuenta su departamento: dos funcionarios que informan sobre los proyectos de ocupación y un agente de la Policía Local que certifica sobre el terreno que se cumple la legislación. Una vez que el local presenta el proyecto de ocupación y paga las tasas -el Ayuntamiento ingresó en 2014 casi 700.000 euros por este concepto- la capacidad municipal solo para supervisar «los papeles» en un tiempo razonable es limitada, con lo que la comprobación posterior sobre el terreno es muy poco frecuente.

Manzanares explica que con esos medios se debe lidiar el trámite miles de expedientes al trimestre. Y el mismo área debe sacar adelante los permisos de ocupación de vía pública de obras. El agente que está en la calle, al final, y al margen de lo que pueda observar personalmente, da prioridad inmediata a las quejas que se reciben por parte de los vecinos desde el registro. No hay tiempo material para revisar de oficio un municipio con más de 600 locales de restauración -sin contar los comercios que también solicitan ocupación-. Este departamento, que está también en un proceso de informatización que agilizará lo trámites y que no trabaja en el horario nocturno, espera recibir algún refuerzo de personal en las próximas semanas.

Calidad

Pasear y hacerlo junto al Mediterráneo es una de las principales actividades del turismo familiar que confía en Torrevieja, año tras año, para disfrutar de sus vacaciones. Ahora también se ha convertido en un ejercicio de concentración para esquivar a quien viene de frente. Una imagen que casa poco con la reivindicación de una oferta de calidad que los propios hosteleros reclaman para el municipio y en un verano especialmente complicado para la imagen de la ciudad.

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