Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Monserrate Guillén

«Un alcalde no es Dios»

Monserrate Guillén (Los Verdes) se despide de la política tras sobrevivir a un mandato en minoría

«Un alcalde no es Dios»

Más delgado, piel sonrosada y una sonrisa de oreja a oreja podrían dar la sensación que Monserrate Guillén está mejor que hace cuatro años cuando su lista, Los Verdes, la menos votada, acabó en la Alcaldía de Orihuela por un pacto a tres bandas con PSOE y CLr-Claro que sirvió para derrocar a Mónica Lorente y a un Partido Popular hegemónico tras más de 20 años. Pero no ha sido así, ha perdido a su madre esta legislatura y ha sufrido un infarto que le ha tenido retirado de la política diez meses; y ha gestionado tres años el Ayuntamiento en minoría, ha perdido una cuestión de confianza y lleva tres años sin aprobar presupuestos, sucumbiendo a cualquier propuesta al estar en minoría y tras salvarse de una moción de censura porque nunca llegó a votarse en una cuestión que aún está en el juzgado pero a la que nadie parece que ya le interesa. Pero ayer se le veía feliz por lo que considera el deber cumplido y citó a primera hora de la mañana los periodistas a un café en el bar Casablanca, ¡dónde si no!. Y, por supuesto, pagó él.

Estando en la sala más deseada del Palacio del Marqués de Arneva, la de «La esquina del pavo» se ha dado cuenta de que todo no eran tan fácil como lo veía desde la oposición. «Un alcalde no es Dios» resumía ayer, pero aseguraba que por su despacho han pasado todos aquellos ciudadanos que se lo han pedido. «Alguno me decía: "Alcalde, yo sé que no puedes hacer nada pero..." y los escuchaba» y a otros, en cambio, nunca les pudo ayudar. Dice que lo que más le molesta es la impuntualidad y verse conocido y parado por la calle, atendiendo a diestro y siniestro le ha hecho ser víctima de su propio pecado. Y en ese encuentro banal de ayer recordó algunas anécdotas de esta legislatura y tuvo palabras de agradecimiento para Antonia Moreno (PSOE), quien fue el artífice de que fuese el alcalde él y no ella. «Fue un acto de generosidad enorme», explicaba ayer.

Del primer día en la Alcaldía, un 13 de junio (lunes) de 2011 del que hoy se cumplen cuatro años, recuerda que fue «algo increíble. me dieron ganas de irme. No había ni combustible. Nos llegó un burofax anunciando que en tres días nos cortaban la luz y que Telefónica nos dejaban sin comunicaciones porque no se pagaban. A las puertas del despacho esperaban nueve o diez personas que estaban pendientes de cobrar y no había de dónde», pero ha sobrevivido.

Destaca que ha tenido que gobernar la ciudad con un 30% menos de presupuesto que lo hizo el PP durante años y aseguraba que ha cumplido una buena parte de su programa electoral, aunque no quiso entrar en detalles. Sin ganas por una vez de polemizar sobre asunto alguno, se le preguntó a quien quería de alcalde tras él y dijo que apostaba por un gobierno progresista, pero él no ha apoyado a nadie. Dice que se va del Ayuntamiento llevándose como único recuerdo una vara de mano que le ha tallado un pedáneo. En su despacho había poco más.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats