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Viviendo con un camión en marcha en Rojales

El alcalde da la razón a una vecina a la que unas obras crearon una vibración insoportable en casa

Viviendo con un camión en marcha en Rojales

Mari Carmen López es una vecina de una urbanización de Rojales que lleva cerca de nueve meses intentando dormir porque vive acompañada del sonido «de un gran motor, como si fuera el de un camión en marcha», afirmaba ayer a esta redacción. Las obras de una acometida de agua potable que conectan el Canal del Taibilla con los depósitos de agua de la macrourbanización Ciudad Quesada, parecen ser las culpables de todos sus malos. Los trabajos se iniciaron a finales de 2013 y concluyeron en enero de 2014, asegura Mari Carmen, y lo que parecía el fin de temblores y vibraciones en su vivienda a causa de estas obras, «algo comprensible», admite, no fueron más que el principio del suplicio que, cada noche, no la deja dormir desde entonces.

Paradójicamente, el principal problema es que tanto los técnicos municipales como los de la empresa responsable de las canalizaciones, no encuentran el origen del problema, por lo que darle solución es todavía más difícil. «Esta vecina tiene toda la razón en sus peticiones y sabemos que es competencia del Ayuntamiento solucionar el problema, pero hasta ahora solo hemos conseguido mitigar, en parte, el intenso ruido que sufre, pero no eliminarlo por completo», aseguró ayer el alcalde del municipio, Antonio Pérez (PSOE) a INFORMACIÓN.

Canalización

En un principio, se abrió la zanja por donde discurre la tubería a la altura de la vivienda afectada, situada en la Avenida del Aeropuerto. La canalización se encuentra a unos 30-40 metros de la vivienda, apuntó Pérez, por lo que «se insonorizó parte de a esa altura», pero no fue suficiente. En una segunda actuación, se actuó sobre los motores que bombean el agua desde la conexión del Taibilla hasta los depósitos del agua, insonorizándolos y reduciendo su frecuencia de trabajo para disminuir las vibraciones. Pero tampoco fue suficiente.

«Ahora se oye un zumbido, es cierto que se ha reducido, pero el ruido sigue siendo insoportable, «reconoce los esfuerzos realizados por el Ayuntamiento con el fin de solventar las molestias producidas y hemos pasado de tener un ruido de un motor en marcha a tener el ruido de un enjambre de abejas en casa, pero sigo sin poder dormir», asegura Mari Carmen, desesperada, «ya ni las pastillas hacen efecto».

Zona rocosa

«Pensamos que al ser una zona rocosa, las vibraciones pueden transmitirse mediante las rocas, pero no está claro. El problema es que la fórmula ensayo-error no sirve, pues hay que tener en cuenta que la acometida está bajo tierra y no se puede actuar sin saber el origen del problema», concluye el regidor socialista.

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