El juzgado de Torrevieja que asumió la investigación sobre la fotografía tomada el pasado verano en el Cementerio Municipal Nuestra Señora del Rosario de Guardamar del Segura en la que aparecía el enterrador de la localidad sujetando por la espalda un cadáver momificado y un familiar del fallecido posando a su lado, ha archivado el caso. El tribunal considera que no hubo mala fe en el acto cometido por las tres personas que participaron en los hechos, incluida la sobrina del finado, que captó con su teléfono móvil la instantánea que acabó siendo rebotada de forma masiva a través de «WhatsApp».

El Ayuntamiento de Guardamar del Segura, presidido por Carmen Verdú (PP), también ha dado carpetazo al asunto tras decidir que no exigirá responsabilidades al trabajador municipal que hacía las labores de sepulturero al estimar que «no hubo mala voluntad» por su parte dado que accedió a participar en la macabra fotografía a petición de los propios familiares. La única decisión adoptada por la administración local a raíz de estos hechos fue trasladar de puesto al empleado municipal, que pasó a realizar labores de mantenimiento en un parque de la localidad, trabajo que sigue desempeñando hasta hoy.

El concejal de Personal de Guardamar, Felipe Aldeguer, recordó ayer que fue la Policía Judicial de la Guardia Civil quien llevó el caso a los juzgados tras hacerse eco de los hechos al recibir la polémica instantánea que corrió como la pólvora durante el pasado mes de agosto, tras lo cual tuvo conocimiento el gobierno local. El magistrado que asumió la investigación requirió entonces al Ayuntamiento que aclarara si el hombre que aparecía sosteniendo el cadáver era un trabajador municipal y el concejal Aldeguer certificó que se trataba del sepulturero. El edil defendió en el juzgado que, a su juicio, no hubo mala intención en quienes participaron en aquella rocambolesca historia, que justificaron que solo habían hecho la fotografía para mantenerla en el ámbito familiar tras abrir el nicho para preparar un nuevo enterramiento y observar que el cuerpo había permanecido incorrupto durante 23 años.

La medida que adoptó entonces el Ayuntamiento fue la de apartar del trabajo al sepulturero, que venía desempeñando esa función desde hacía algunos meses debido a que el anterior enterrador había fallecido, y se limitó a abrir un expediente informativo mientras sopesaba cómo manejar este asunto que adelantó INFORMACIÓN y que poco después saltó a los medios de comunicación de todo el país y parte del extranjero.

Como solución transitoria, el consistorio decidió encomendar los trabajos de sepulturero a otro trabajador municipal, un cometido que sigue ejerciendo hoy día.

Responsabilidades

Finalmente los dirigentes locales decidieron no exigir ningún otra responsabilidad ni al hombre que sujetó el cadáver para que pareciera que estaba en pie mientras se capturaba la instantánea ni a los dos familiares que participaron en una foto que acabó en los teléfonos móviles de miles de personas.

Aldeguer resumió ayer que todo este asunto tan solo fue «un hecho puntual y desafortunado» que desde el consistorio «lamentamos profundamente y esperamos que nunca más se repita».