Rota por el dolor y sin apenas poder articular palabra, Maruja Cuenca se despidió ayer a media mañana de su nieta de 3 años de edad en el mismo colegio de Orihuela al que la había llevado a primera hora, como cada día y junto a su hermano de 10, desde que comenzó el curso escolar. Ayer la mujer fue informada por sorpresa de la resolución de la Conselleria de Bienestar Social por la que se había decidido conceder el acogimiento, con carácter provisional, a una tía paterna y madrina de la pequeña, Mari Carmen Martínez, quien es la hermana del asesino confeso de su madre y que había solicitado también ser parte en este procedimiento.
La Conselleria de Bienestar Social asumió la tutela de la pequeña tras el asesinato de la madre, Yolanda Aniorte, de 39 años, ocurrido el 4 de agosto, y el posterior ingreso en prisión del padre, José Antonio M.M., como autor confeso, y tenía que decidir a quién otorgaba el acogimiento entre los dos solicitantes. Según confirmó este periódico, sus técnicos acudieron al centro educativo a media mañana en una actuación que se repite casi como un protocolo en situaciones similares para evitar cualquier incidente que, en este caso, no lo hubo. Allí informaron a la dirección del centro que la pequeña se iba con ellos a Murcia. Después se avisó a la abuela de la resolución y se le ofreció la posibilidad de despedirse. Subida a un coche de la Conselleria, subida en una silleta especial, la niña y la abuela se fundieron en un abrazo. El coche se cerró y Maruja quedó con el corazón roto sobre la acera.
Como ya informó este periódico en su edición del martes
, el letrado de la abuela intuía este final con base en los informes técnicos del propio Ayuntamiento de Orihuela, algo que recurrirá ahora en el procedimiento que se abre y con el que no están de acuerdo. Guillermo Jiménez-Conde ya explicó que pretenden atraer el procedimiento civil al juzgado de Violencia de Orihuela y que no quede en Alicante para que la misma magistrada que está instruyendo el asesinato se encargue de resolverlo. En cualquier caso, el letrado consideraba que faltan informes fundamentales que podrían haber inclinado la balanza en favor de la familia, como el del propio centro escolar. Tanto la Conselleria como el Ayuntamiento declinan cualquier declaración en relación a este asunto al tratarse de una menor. Lo cierto y verdad es que Maruja, ayer, estaba rota, quizá más que el 4 de agosto pasado, el día que supo que el cadáver de su hija había sido encontrado con el cráneo destrozado en su domicilio dos días después de cometerse el atroz crimen.
