Escaleras y rampas de acceso completamente derrumbadas, tramos de playa donde la arena y la roca han sucumbido por completo al avance del mar y aceras que se han quedado prácticamente suspendidas en el aire al arrastrar el agua gran parte de la tierra que las sustentaba debajo. El paseo de «Los Locos» de Torrevieja ha sido uno de los puntos más afectados por la bajada de presiones del pasado viernes que elevó el nivel del mar «comiéndose» gran parte del litoral torrevejense, lo que obligó a cerrar 40 metros del paseo por los desprendimientos. Aún ayer, los efectos podían verse en diferentes playas, como en la del Cura, una de las más populares del casco urbano donde la fuerza de las olas aún salpicaba ayer aceras y calles.

El paseo permanecerá cerrado durante toda la semana que viene, hasta que por parte de Medio Ambiente y el Ayuntamiento comiencen las obras de rehabilitación. Desde el Consistorio no fueron capaces ayer de evaluar los daños, ya que «estu sucedió en la tarde de ayer (por el viernes) y aún no hemos tenido margen de maniobra, aunque sí que se ha dado parte a Medio Ambiente y el lunes nos reuniremos para trabajar conjuntamente en la rehabilitación del paseo», aseguró Paco Moreno, edil de Playas y Urbanismo. La prioridad se encuentra en restaurar «la acera y la balaustrada, para que los peatones no tengan que pasar por la calzada y la zona de aparcamiento» para sortear el hundimiento.

Los trabajos de restauración se prolongarán durante semanas, pues al desprendimiento de rampas y escaleras se suma el hecho de que se han destruido lavapiés y que parte de la canalización ha quedado al aire, por lo que tendrá que soterrarse de nuevo. El hecho de que haya desaparecido gran parte de la playa no ayuda, pues tendrán que esperar a que el nivel del mar remita de forma natural, aunque no se descarta que se tenga que actuar instalando arena de forma artificial para recuperar la normalidad.

Los efectos de este temporal marítimo, intensificado por las bajas presiones, atrajo ayer la atención de numerosos torrevejenses que no dudaron en tomar fotografías de la zona siniestrada y de disfrutar de la ferocidad de las olas. Por el contrario, también hubo quien aprovechó los pocos metros de playa que se salvaban de las aguas para tomar un baño de sol, aunque los más atrevidos tampoco dudaron en pegarse un buen baño.