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Alumno de un colegio que estaba próximo

La sentencia admite que «en la valla existen huecos abiertos a través de uno de los cuales el grupo del que el menor arrollado formaba parte se aproximó a la vía. Pero resulta igualmente que de ese solo hecho de que un hueco en la valla permita aproximarse a la vía no resulta la invasión de ésta, ni el no abandono ante la aproximación de un tren que utiliza como advertencia señales acústicas sonoras; es decir, la conditio sine qua non, en este caso, fue la actuación de la víctima». Y recuerda que el menor estudiaba en un colegio cercano por lo que conocía «la existencia de tráfico ferrovario en la vía, al igual que de la existencia de una valla continuada, aún con desperfectos» y de ello «resulta la advertencia de que no debe cruzarse para acceder a la vía». M. A.

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