Las autoridades han activado el Nivel 2 del protocolo de emergencias por una gota fría que ha inundado los municipios de Rojales y Guardamar del Segura. El río se ha desbordado a su paso por estas dos localidades de la Vega Baja. La corriente ha arrastrado vehículos y viandantes a su paso, por lo que hay varios fallecidos y algún desaparecido. Las Fuerzas de Seguridad deben encontrarlos y ponerlos a salvo.

En una urbanización de Rojales hay que levantar un muro de contención para desviar el cauce natural del agua y evitar que se inunde una urbanización cercana. Y todo esto, a contrarreloj.

Aunque a priori pueda parecer la sinopsis de una cinta de acción, se trata del guión de un simulacro que el Tercer Batallón de Intervención de Emergencias, que depende directamente de la Unidad Militar de Emergencias, realizó ayer en la comarca para formar a todos los cuerpos de seguridad en caso de una inundación. Más de 300 personas entre efectivos militares, Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía, Cruz Roja y otros organismos de Prevención de Extinción de Incendios de la Consellería realizaron un auténtico despliegue militar en el que mostraron su duro trabajo en caso de una catástrofe.

La localización, búsqueda y rescate de víctimas centró gran parte de las labores del simulacro. Y no se escatimó en recursos. Buzos registrando cada palmo del río, efectivos navegando las aguas en un kayak en busca de heridos y equipos cinológicos, los que emplean perros para localizar cadáveres o sustancias estupefacientes, peinaron la zona hasta encontrar a víctimas o supervivientes. La Unidad Militar de Emergencia aprovechó la ocasión para poner a prueba un nuevo dispositivo de seguridad: un dron que toma imágenes de la zona y sirve a los efectivos para vigilar zonas de difícil acceso.

Policía Científica

Una unidad de la Policía Científica se encargó de la identificación de los cadáveres. En algunas ocasiones, las pistas se reducían a un brazo amputado por la fuerza del agua o a un bolso, por lo que su labor es clave para encontrar a los desaparecidos. Mientras tanto, Cruz Roja y otros efectivos sanitarios trataron in situ a los heridos antes de su supuesto traslado a un centro sanitario. Todo ello mientras las Fuerzas de Seguridad avanzaban río abajo hasta llegar a la desembocadura.

Ya en Guardamar, las labores de rescate se centraron en recuperar a un grupo de personas atrapadas en un vehículo arrastrado por la corriente y sumergidos en el fondo del mar, junto al faro. Para ello fue necesaria la intervención de un helicóptero y de varias lanchas de salvamento, que se encargaron de recuperar a heridos y víctimas.

Prevención

Las labores de los efectivos de emergencias no se centraron solo en afrontar las consecuencias de la inundación sino también en la prevención. Los militaron del Tercer Batallón de Emergencias realizaron un muro de contención para desviar el agua y reconducir su trazado natural con el fin de que no llegue a una urbanización cercana al río. Esto podría ser muy útil en caso de que se desbordara el cauce en un casco urbano ya que, tal y como recordaba ayer el alcalde de Rojales, Antonio Pérez, «no se trata de una suposición fuera de lugar, estamos en una zona que por sus características se presta a que se produzcan inundaciones o desbordamientos debido a las retenciones de agua que se producen en el puente Carlos III y a la presa». No en vano, «ya en 1987 sufrimos las consecuencias de las inundaciones», que dejaron atrapadas en sus casas a miles de personas en toda la comarca.

La retirada de agua en calles, casas y sobre todo sótanos y garajes corrió a cargo del equipo de bomberos, con dos maquinarias capaces de evacuar hasta 500.000 litros por hora. Dependiendo de las características del siniestro, el agua puede ser reconducida desde al propio alcantarillado municipal, en caso de tratarse de sótanos de viviendas, o bien depositada en camiones cisterna o en balsas móviles. Cada equipo tiene una autonomía de 10 horas, para que puedan trabajar de forma continua.

El objetivo de todo este despliegue militar no era mas que «trabajar de forma coordinada con todos los equipos disponibles en caso de una emergencia de estas características», apuntó el jefe del Tercer Batallón de Emergencias, Olaf Clavera. «La coordinación y cooperación de militares, cuerpos de la Policía, unidades sanitarias y voluntarios de Protección Civil es crucial en estos casos». Una vez preparados para actuar, tan solo cabe esperar que todo quede en una simulación y no sea necesario llevarla a cabo.

PUESTO DE CONTROL

Un «Gran Hermano» vigilando el operativo

Coordinar a las más de 300 personas que participaron ayer en el simulacro de emergencias no es tarea fácil. Un puesto de control con varias señales de vídeo, mapas de actuación y despliegue estratégico de cada uno de los puntos de control formaron el Puesto de Control, desde donde se establece la comunicación con cada grupo de efectivos, hasta con el propio helicóptero. De esta manera, cada patrulla puede actuar de forma organizada mientras que el jefe de la operación controla todo el trabajo.