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La dramática sequía asfixia a más de seis mil agricultores y 142.000 hectáreas en la provincia

Las explotaciones agrarias se enfrentan a un otoño incierto con malas expectativas

La dramática sequía asfixia a más de seis mil agricultores y 142.000 hectáreas en la provincia loino

La dramática sequía que vive la provincia augura un futuro incierto para los agricultores del campo alicantino. Los efectos devastadores de la falta de lluvia más intensa hasta el punto que en determinadas zonas se ha perdido el 100% de la cosecha en producciones de frutos secos, cereales y olivar dejando a cientos de explotaciones al borde de la quiebra porque sus árboles se han secado. Las áreas en las que predominan las plantaciones de regadío, cerca de 102.0000 hectáreas, están subsistiendo gracias al agua de los trasvases, pero la escasez de precipitaciones ha disparado los costes de producción y ha mermado la calidad de los productos. Los beneficios que obtienen buena parte de los 6.000 empresarios agrícolas son tan escasos que algunos han optado ya por reducir la extensión de sus plantaciones para minimizar el riesgo de unas pérdidas que la Unió de Llauradors i Ramaders cifra ya en 80 millones de euros. Mientras las ayudas económicas anunciadas por el Ministerio de Agricultura se tachan de insignificantes, el campo alicantino se enfrenta a unos daños sin precedentes, según valora la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja), que indica que lo único que podría salvar a los agricultores de esta catástrofe es un aumento inminente de las precipitaciones.

La sequía que arrasa cultivos de norte a sur de la provincia ha desencadenado un auténtico descalabro medioambiental por la pérdida de cientos de miles de árboles que se han acabado muriendo. La falta de precipitaciones ha disparado, además, las plagas en el campo por la falta de humedad como la del piojo verde, que arrasa los pocos brotes verdes y pone en peligro la supervivencia del arbolado, especialmente viñas y almendros. Por si fuera poco, en el último mes se ha añadido un nuevo problema que es el descenso de precio que reciben los agricultores por sus cosechas desde que Rusia anunció el veto a la importación de productos de la Unión Europea, algo que ha motivado que los precios caigan hasta un 37%. Según ha denunciado Asaja, intermediarios y especuladores se están aprovechando de la situación para obtener suculentos beneficios. Todo ello se traduce, inevitablemente, en un aumento del desempleo entre los jornaleros, que ven reducida la demanda de mano de obra por el descenso de las producciones.

INFORMACIÓN ha analizado el último informe de Asaja-Alicante sobre la afección que la falta de lluvias está provocando en el campo de la provincia alicantina y ha contactado con algunos de los agricultores afectados por esta terrible crisis para conocer su situación. Este es el desolador resultado en función del tipo de cultivo:

182.000 árboles muertos

El almendró es sin duda el tipo de árbol que ha sufrido los peores efectos por la sequía del último año. Asaja contabiliza hasta 182.000 árboles arrasados. En el área meridional de la provincia alicantina, que agrupa 2.200 hectáreas de almendros, se han perdido hasta un 60% de los árboles y un 90% de la cosecha. En el resto de la provincia, con cerca de 17.000 hectáreas más, también se ha perdido el 40% del fruto de la última temporada. La asociación agraria destaca que la situación es «agónica y muy grave porque se aprecian daños notables en la madera de los árboles que hasta ahora se han salvado y que perjudicarán las próximas cosechas».

Maria Antonia Teixidor, que mantiene una explotación agraria en Xixona de 50 hectáreas de olivo y almendro, que concentra además algunas plantaciones de productos hortofrutícolas y viñedos para el autoconsumo, destaca que el problema de la falta de lluvia se ha traducido en la aparición de diferentes plagas que están afectando a los árboles. Relata que, además, manadas de jabalíes están frecuentando esta finca y otras de alrededor porque acuden en busca de alimento. Son animales omnívoros y, según esta empresaria, no encuentran en la Sierra de la Carrasqueta, muy afectada por la sequía, el alimento que necesitan. Teixidor apunta que ha podido perder cerca de 3.000 árboles y que el fruto de los que se han salvado es muy escaso.

Nulo desarrollo del cultivo

Otro de los cultivos de secano más afectados por la escasez de lluvia son los cereales como la cebada, el trigo o la avena. Según Asaja, la falta de precipitaciones ha motivado que durante la anterior temporada la producción haya descendido ente un 50% y un 70%. El escaso rendimiento económico de estas plantaciones motiva que los agricultores no puedan regarlas con agua trasvasada porque la inversión superaría los beneficios. En las comarcas del Vinalopó y la Vega Baja, donde se cultivaron el pasado año hasta 2.200 hectáreas, la producción ha sido de un 70% menos de lo previsto, mientras que en el resto de la provincia, con unas 1.600 hectáreas más con cereales, la merma ha sido de hasta un 50%.

El presidente de ASAJA Villena, Salvador Sánchez, augura que durante este otoño se van a reducir todavía más las plantaciones de cereales porque muchos agricultores se decantan por no invertir ante el riesgo de volver a perder las cosechas. Destaca que en su término municipal a un agricultor le puede costar unos 20 céntimos de euros el metro cúbico de agua para regar, siendo una de las zonas de la provincia donde más barato cuesta este recurso, y «ni aún así se obtendrían beneficios».

Asegura igualmente que durante la anterior temporada muchas semillas no llegaron a germinar por la falta de humedad y vaticina que lo que ocurra con este cultivo estará ligado a las precipitaciones que se registren durante este mes y el siguiente, cuando debería empezar la siembra.

Brotes poco vigorosos

El olivo es otro de los árboles que también sufre los problemas de la falta de agua. En Alicante se encuentra principalmente en las comarcas del Vinalopó y zonas de montaña del interior de la provincia, ocupando una superficie de cerca de 23.000 hectáreas que, según Asaja, han perdido el 60% de la cosecha de la última temporada, causando que miles de árboles se hayan secado. La inversión es irrecuperable.

Daños en cantidad y calidad

Los efectos de la sequía sobre la uva de vinificación se pueden concretar, según Asaja, en unas escasas y desiguales brotaciones de este fruto, una reducción significativa del número de racimos por cepa y una deficiente floración y cuajado, por lo que se han producido daños en cantidad y calidad. En las comarcas del Vinalopó existen cerca de 6.000 hectáreas con plantaciones de viñedo. En la uva de mesa los gastos han sido muy elevados al tener que triplicarse los riegos por la ausencia de precipitaciones y los incrementos de la energía eléctrica. La pérdida de cosecha para este año se ha estimado en un 30%, aunque no sólo se debe a la sequía, sino también a otros problemas como la mala calidad del agua disponible, y, también, porque la planta tiende a autoregularse ante producciones más elevadas de años anteriores, explican desde Asaja.

El árbol se empieza a secar

La producción de cereza en secano en la provincia de Alicante ocupa una superficie de cerca de 1.300 hectáreas con una producción de unas 3.500 toneladas anuales, que principalmente se concentran en el Alto Vinalopó y en las zonas de montaña del interior de la provincia. Desde Asaja destacan que la consecuencia más importante por la sequía ha sido el bajo calibre comercial del fruto, lo que ha motivado que mucha cereza se haya quedado en los árboles sin recolectar, y una merma global de la producción en torno al 15%. Asimismo, los árboles han empezado a sucumbir a la falta de precipitaciones y al igual que ha ocurrido ya con los almendros y los olivos, se detecta que muchos de ellos han empezado a secarse desde principios de verano.

Aumentan los costes

También los cultivos de regadío están sufriendo los efectos negativos de la falta de precipitaciones. La escasez de agua de lluvia ha motivado que los agricultores se hayan visto obligados a incrementar su inversión en recursos hídricos para poder obtener las cosechas. No obstante, el presidente de Asaja-Alicante, Eladio Aniorte, destaca que la calidad de los productos que no han recibido agua caída del cielo «siempre es menor y encima los costes se han disparado». Aniorte apunta que en estos momentos es «muy necesario» que llueva algo y empiece a hacer un poco de frío para ayudar a las plantaciones de cítricos, cuyos frutos se encuentran en plena fase de crecimiento, y porque la madera de los árboles «necesita rocío para que la cosecha sea abundante y de calidad». Destaca que los cultivos de invierno, que se empezarán a sembrar en breves como la alcachofa o el bróculi, muy extendidos en la Vega Baja, necesitan igualmente un ambiente más fresco así como agua de lluvia.

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