Para Jesús e Inmaculada hoy acaba con un mal sabor de boca un peregrinaje que comenzaron en mayo para que sus tres hijos estudiaran juntos. Algo normal si se tiene en cuenta que la Conselleria de Educación se ha hartado, recuerdan, de publicitar desde hace meses que la elección de centros es libre y que impulsan las políticas de reagrupamientos de hermanos «porque refuerza vínculos y al propio centro escolar», dice la publicidad. «Será cierto», pensaron, porque es lo que más puntúa para la asignación del centro. Pero ahora todo eso les suena un poco a cuento chino porque desde que salieron las listas de admitidos en el IES Thader sus gemelos de 12 años han ocupado las dos primeras plazas de la reserva sin que ésta se haya movido un ápice hasta cerrarse.
Su único «delito» ha sido el que sus tres hijos estudiaron en el colegio de Hurchillo, que tiene asignado como instituto de referencia El Palmeral, aunque viven en Orihuela y el Thader les pilla a 400 metros de casa; de hecho, allí estudia el mayor, de 14 años, porque cuando él pidió plaza había disponibilidad. La familia, que desde mayo ha presentado escritos ante la Concejalía de Educación, el Prop y se ha entrevistado hasta con el inspector en Conselleria, no ha logrado que se atienda su caso porque el Thader tiene el módulo máximo de 35 alumnos por aula y El Palmeral, de 28. La Conselleria recortó este curso para el primer centro una cuarta línea lo que no solo hubiera acabado con el hacinamiento sino que habría dado cabida a once estudiantes que igualmente se han quedado en la misma lista de espera.
Para Jesús e Inmaculada hay más problemas. El Thader está a 400 metros de casa -«son 9 minutos», dicen- y El Palmeral, a 2 kilómetros -«más de 40 minutos». Además, uno de sus gemelos sufre una escoliosis por lo cual no puede cargar la mochila y menos a esa distancia, pero los argumentos no han servido para nada.
La familia recuerda que acudió a conocer si se podían beneficiar del transporte escolar y la respuesta fue curiosa porque para atender las necesidades del casco urbano no hay, pero sí para las pedanías, donde se incluye el colegio de Hurchillo al que iban sus hijos. «El autobús pasa cada mañana por delante de casa en Orihuela», se lamentan. No sólo es que el sistema haya podido con esta familia que hoy se resignará por primera vez a llevar a sus gemelos a El Palmeral, en coche claro, mientras el otro hijo va al Thader, sino que tampoco se sienten bien atendidos porque a solicitudes de entrevista recibieron como respuesta largas y retrasos. Y todo para conseguir que sus tres hijos acudan juntos al instituto cerca de casa. ¿Era mucho pedir?.
