Ataviados con el traje de huertano -blusón negro y pantalón gris-, numerosos vecinos de Daya Vieja cumplieron ayer con la tradición centenaria del pasacalles de la caña, una actividad con siglos de antigüedad que se recuperó en la localidad hace alrededor de veinte años y que, además de servir para financiar parte de los actos festeros, se ha convertido en una de las actividades más divertidas y esperadas, que siempre tiene lugar en el mes de septiembre con motivo de las fiestas en honor a la Patrona, la Virgen de Monserrate.

Esta actividad reúne cada año a vecinos de la localidad de distintas edades e incluso nacionalidades porque según indica el concejal de Fiestas, José Ángel Lorenzo, «algunos residentes internacionales no dudan en unirse a esta tradicional actividad».

Durante toda la mañana, y desde bien temprano, los «cañeros» acompañados de la música emitida por la dulzaina y el tamboril pasan por cada uno de los rincones de su pueblo pidiendo la colaboración de los vecinos para las fiestas. Propietarios de restaurantes y vecinos en particular donan animales -normalmente conejos y pollos- que luego los participantes de esta actividad venden para recaudar dinero. Asimismo también los hay que ofrecen directamente ayuda económica porque ya no crían animales.

Aunque lo peculiar de esta actividad es que se cuelguen los animales en la caña que llevan «los cañeros», para no hacerles daño, los llevan en un carro que tira un burro que fue donado también hace unos años y como están en peligro de extinción «lo estamos cuidando y los sacamos todos los años». Sin embargo, y con el objetivo de mantener la tradición, una vez que han recorrido toda la localidad, llegan a la plaza con los animales en la caña.

Donaciones

Las donaciones varían con los años por lo que lo que se obtiene con esta actividad es muy escaso «sobre todo ahora en tiempos de crisis», comenta el edil. Sin embargo el pasacalles de la caña no deja de celebrarse por lo bien que lo pasan los «cañeros» y porque entre otras cosas es una actividad de convivencia vecinal al mismo tiempo que gastronómica. Hosteleros y vecinos reciben a los que llegan con la caña con la mesa puesta y ya es tradicional que prueben los buñuelos de calabaza caseros de la «Lola» o las alcachofas con anchoas, «que es uno de los principales platos de la jornada», concluye Lorenzo.