Más de 100 kilos de pólvora convirtieron ayer la «Guerrilla» festera de Orihuela en un espectáculo estruendoso que gusta más a los mayores que a los pequeños. Los festeros disfrutaron con un acto que se realizó bajo estrictos controles de seguridad desde el Paseo de Calvo Sotelo. El ruido de los arcabuces es un preámbulo perfecto para la toma del Castillo, acto que se realizó a continuación.