A las 11 de la mañana, tras estar toda la noche en los cuarteles y kábilas, los oriolanos menos madrugadores y algunos que ni siquiera habían dormido, empezaron a aparecer por los alrededores de la Parroquia de las Santas Justa y Rufina esperando que finalizara la solemne misa de la Reconquista, mientras reponían fuerzas con bebidas y tentempiés que no serían los típicos para el desayuno en un día normal: cerveza y refrescos a base de cola, principalmente. Pero estamos en fiestas. Y en fiestas, los horarios, nunca se cumplen.

El Desfile de la Gloriosa Enseña del Oriol estaba previsto para las 11.30 horas, pero se retrasó durante más de una hora, tiempo que sirvió para reunir cada vez a más festeros en la puerta del Ayuntamiento. Las dieciocho comparsas, moras y cristianas encabezaron con sus bandas de música el recorrido. Con muchas ganas de divertirse y, a la vez, de rendir homenaje a uno de los símbolos más emblemáticos de Orihuela. Le seguían la Armengola, los embajadores Moro y Cristiano y el resto de cargos de la Junta Central. Mientras que cerraba el desfile la Gloriosa Enseña portada por el Síndico, Antonio Franco, en compañía de los representantes municipales y de los representantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Sombrillas

El calor sofocante de la mañana despertó la imaginación de los comparsistas. Durante el desfile se pudo ver a muchos de ellos con paraguas y sombrillas que utilizaban para refugiarse de las altas temperaturas y, en ocasiones, también de la «lluvia» -en forma de cubos o mangueras- que caía con derroche desde los balcones invitándoles a colocarse debajo, algo que realizaron prácticamente todos.

Al grito de «¡Agua!", los vecinos refrescaban a los festeros cuyos trajes, en algunos casos, no son nada veraniegos. Algunas fuentes públicas prácticamente fueron asaltadas por los festeros que se fueron congregando en los alrededores del Palacio del Marqués de Arneva a la espera de la llegada del Oriol para poner el punto final a esta mañana tan especial.

Este acto de las Fiestas de la Reconquista es conocido por ser uno de los menos solemnes -en dura pugna con la Retreta- pero más divertidos. Los oriolanos esperan todo el año para vivir un día como el de ayer, el día más grande de Orihuela.