Los dos acusados de matar a una mujer de 74 años en Jacarilla en enero de 2013 se culparon mutuamente durante el juicio celebrado ayer en la Audiencia con sede en Elche de haber sido los responsables de los martillazos en la cabeza que acabaron con la vida de la septuagenaria a la que la pareja intentaba robar dinero. Uno de los acusados, que era sobrino nieto de la víctima, relató que en la madrugada del cinco de enero, en torno a las cuatro de la madrugada, se desplazó en compañía de la otra imputada -con la que entonces mantenía una relación sentimental- a la casa de sus familiares con la intención de pedirles dinero para comprar cocaína.

El procesado confesó que llamó a la puerta y que cuando la víctima se asomó por la ventana le mintió diciéndole que se había muerto su propio abuelo para conseguir que le abriera. Estos detalles, en mayor o menor medida, fueron corroborados durante el posterior interrogatorio de la procesada, aunque la versión de quién llevaba el martillo y de quién golpeó a la fallecida fue radicalmente distinta a tenor de las respuestas de cada uno de los dos acusados, para los que el fiscal pide en su escrito de calificación provisional 34 años de cárcel por un delito de asesinato, otro de asesinato en grado de tentativa y robo con intimidación en grado de tentativa.

Según el acusado, cuando entraron en la vivienda él se dirigió al dormitorio en el que estaba el marido de la víctima con intención de inmovilizarlo. Aseguró que una vez que salió de la habitación vio cómo su novia le daba a su tía abuela dos martillazos por detrás y cómo la septuagenaria quedaba tendida en el suelo, mientras que él mantenía cogido al hombre por el cuello y le decía a su novia que lo golpease con el martillo para intimidarlo, aunque el octogenario levantó una mano y paró el golpe. El procesado confirmó que en ese momento cesó la agresión porque el propietario de la casa les dijo que tenía en la casa cinco millones de pesetas escondidos en el palomar y que se los iba a entregar.

Otra versión

Por su parte, la acusada refirió que cuando llegaron a la casa ella se quedó en el coche y que oyó cómo su novio le pedía el dinero a la anciana. La joven contó que entró en la casa cuando su pareja la llamó y que cuando cerró la puerta y se giró vio al otro acusado encima de la víctima dándole golpes con el martillo y que no sabía cómo había llegado después el martillo a sus manos. Negó que intentara agredir al esposo de la víctima y que se abalanzó sobre él para quitarle las manos del cuello, pero negó que intentara golpearle con el martillo.

A partir de ahí las versiones de los dos acusados volvieron a ser similares al contar que ambos y el dueño de la casa salieron al patio dejando a la mujer malherida en el suelo para dirigirse al palomar en busca del dinero y que como la puerta estaba cerrada la joven volvió a buscar la llave. Al parecer, el imputado y el octogenario regresaron a la casa momentos después debido a que la acusada no encontraba la llave y que cuando la encontraron los dos hombres se dirigieron nuevamente al palomar, aunque el dueño de la casa logró zafarse y huir por la puerta del garaje para pedir auxilio.

Tampoco se pusieron de acuerdo los acusados respecto a quien le propinó a la anciana los otro siete martillazos que presentaba en la cabeza. El imputado afirmó que la autora había sido su novia cuando volvió del patio para buscar la llave e insistió durante toda la declaración que aquella noche había ingerido gran cantidad de alcohol y que había consumido cinco gramos de cocaína. El acusado dijo en la vista que en su primera declaración se había confesado responsable de los martillazos porque quería proteger a su novia y que ahora decía la verdad porque no estaban juntos.

La imputada dijo que tras los dos primeros martillazos que le propinó su entonces novio a la víctima y que la hicieron caer al suelo, el joven continuó dándole golpes -siete u ocho matizó- hasta que el marido salió de la habitación y él se levantó para cogerlo del cuello. A preguntas del fiscal, la joven negó que ella rematara a la víctima cuando ésta se encontraba en el suelo y que le propinara siete martillazos.

La vista se reanudará el próximo 3 de julio con la presentación de las pruebas periciales.