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El rincón dedicado al poeta, en el olvido

La Casa-Museo de Miguel Hernández cuenta con numerosos desperfectos

Resguardado por el colegio de Santo Domingo, y la calle Arriba, el Rincón Hernandiano se ha convertido en un lugar turístico de obligada visita para todos aquellos que llegan a la ciudad y buscan conocer dónde se crió su poeta más universal: Miguel Hernández. Pese a que debería de ser uno de los espacios más cuidados de la ciudad, por la gran cantidad de visitantes que recibe para visitar la casa del escritor así como la Fundación que vela por difundir su figura, la imagen de este espacio denota una gran dejadez municipalla imagen de este espacio denota una gran dejadez municipal y que Orihuela tiene a su poeta en el olvido.

La Casa-Museo de Miguel Hernández, que es precisamente el atractivo principal de este espacio donde todos los turistas se quieren hacer una fotografía, ofrece varias muestras de que necesita mejoras ya que son muchas las paredes con desconchones y las fotos del escritor que decoran las paredes han perdido color con el tiempo ya que muchas están desprotegidas y tienen sus esquinas dobladas.

Desgastado también se encuentra uno de los marcadores que colocó el Ayuntamiento con motivo del centenario del nacimiento del poeta y que indica al visitante que se encuentra junto a la casa de Miguel Hernández. Por lo tanto, los visitantes cuando se acercan a este espacio, lo primero que ven es esta pegatina que lejos de informar lo único que consigue es mostrar que la calle está descuidada. Frente a la casa hay un local cerrado aunque un cartel reza que es una tienda de souvenirs. Los turistas que conocen al poeta y seguramente les gustaría llevarse algo de recuerdo, lo único que se llevarán serán sus fotografías ya que esta tienda fue cerrada por el Ayuntamiento y ahora los recuerdos del poeta se venden en la oficina de turismo que precisamente no está al lado del Rincón Hernandiano.

Vandalismo

Estos espacios se encuentran junto a la sede de la Fundación Miguel Hernández. La entidad cultural que cumplirá su vigésimo aniversario el próximo mes de julio, se encuentra en un edificio con pintadas vandálicas, azulejos completamente rotos y ventanas descolgadas. El estado de este espacio de titularidad municipal -el mantenimiento corre a cargo del Ayuntamiento- se debe, principalmente, a que carece de la vigilancia adecuada sobre todo porque el sistema de cámaras de seguridad lleva años estropeado. A esto se suma que, aunque el Ayuntamiento abrió un retén de la Policía Local en la calle de Arriba por los continuos robos y actos delictivos de la zona, en este local no hay agentes policiales, sólo miembros de Protección Civil, por lo que la vigilancia es mínima, reducida a cuando pasan las patrullas por la zona. De esta forma, a los niños que utilizan el local como portería en sus partidos de fútbol y generan numerosos desperfectos en la fachada, se suman aquellos que deciden ensuciarla con pintadas e incluso haciendo sus necesidades.

Dentro de la sede de la Fundación, la imagen no mejora. El segundo piso del edificio se ha convertido en un almacén improvisado para guardar todo el legado del poeta que tiene la entidad ya que carece de un lugar adecuado para su almacenaje. Junto a la oficina del director, Aitor Larrabide, hay montones de documentos, libros, materiales audiovisuales de gran valor documental que tienen que ser sorteados por aquellos que visitan la Fundación. De hecho, Larrabide se encuentra solo para atender a las personas que visitan la entidad, ya que carece de conserje y el administrativo sólo va una vez por semana. Preguntado por todo este asunto, el director indica que le gustaría que hubiese colaboración plena con el Ayuntamiento y un compromiso para, de forma conjunta, poner en valor todo el Rincón Hernandiano para tratar de dar una buena imagen y, sobre todo, demostrar que Orihuela quiere a su poeta.

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